Nueva izquierda

AutorJohn M. Ackerman

Estos 30 años de valientes movilizaciones populares, campesinas, sindicales, estudiantiles y electorales en contra de las políticas entreguistas, corruptas y oligárquicas del PRI, el PAN y sus modernos corifeos perredistas, concientizaron profundamente a la población, dieron esperanza y aliento a la sociedad y limitaron de alguna forma la voracidad de los poderes fácticos.

Se ha garantizado la sobrevivencia de una variedad de expresiones sociales alternativas, por ejemplo en las comunidades indígenas de Chiapas con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), y en Oaxaca con una gran diversidad de organizaciones y movimientos comunitarios. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), nutrido en su nacimiento con lo mejor de los movimientos de izquierda, se consolidó como una estructura política organizada y bien financiada que además logró controlar importantes aparatos burocráticos, incluyendo de manera destacada el gobierno de la Ciudad de México. Asimismo, en el Congreso de la Unión los diputados y los senadores de izquierda pudieron atrasar durante años la aprobación de algunas de las más agresivas reformas, al visibilizar el descontento social frente al avance del proyecto oligárquico.

Hoy, sin embargo, estas tres vías de acción demuestran claras señales de agotamiento. Primero, aunque duela aceptarlo para quienes desde el comienzo apoyamos la lucha del EZLN, el poderoso mensaje “Para todos todo…para nosotros nada” no se ha cumplido en los hechos. A 20 años del levantamiento, los gobiernos federales y estatales han logrado “contener” el movimiento al nivel local y evitar la articulación de un gran movimiento nacional para transformar la Patria. Si bien la insurrección trajo beneficios para el “nosotros” que participó en ella, “todos” no hemos tenido la oportunidad de gozar de sus frutos.

Segundo, igualmente doloroso resulta reconocer que la larga, incansable y generosa lucha de López Obrador para conquistar Los Pinos y transformar al país por la vía electoral ha fracasado. Las nuevas “reformas estructurales” en materias laboral, educativa, política, financiera, fiscal, telecomunicaciones y energética institucionalizan y legalizan el saqueo de la nación por un puñado de burócratas corruptos y empresarios apátridas. Esta histórica barrida legislativa ha evidenciado el debilitamiento del movimiento de AMLO y de la izquierda política en general.

Mientras, el apoyo del PRD a estas contrarreformas por medio de su participación en...

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