Nueva estrategia hacia Estados Unidos: ¿posible?

AutorOlga Pellicer

El gobierno ha dado un giro en la política hacia Estados Unidos al nombrar a un nuevo embajador y a un nuevo subsecretario de América del Norte en la cancillería. Las tareas que emprenderán esos funcionarios se pueden deducir de sus perfiles profesionales; no hubo boletín de prensa o comunicado que informe sobre las acciones que se intentan poner en pie. El nuevo embajador lleva una larga carrera en los consulados más importantes de México en Estados Unidos, y el nuevo subsecretario se ha movido en el campo de la promoción de imagen bajo el concepto, un tanto polémico, de "marca país".

La necesidad de fijar nuevos derroteros se puede explicar por dos motivos. El primero, las movilizaciones en Estados Unidos en particular, aunque no únicamente, entre líderes del Partido Republicano contra la posible nominación de Trump como candidato a la Presidencia. El temor a los efectos de semejante nombramiento en los intereses financieros y corporativos de grandes empresas se ha hecho sentir en la prensa y en la televisión de ese país. Se abre entonces una oportunidad, que hasta ahora no había ocurrido en una campaña electoral, para que México propicie una movilización al interior de aquella nación que contribuya a inclinar la balanza en contra del probable nombramiento de Trump. Está por verse si existen el tiempo, la voluntad y la destreza por parte de nuestro gobierno para hacerlo.

El segundo motivo es el enojo que ha despertado Trump entre los mexicanos de aquí y de Estados Unidos. Las piñatas y judas quemados con su imagen, el avance en la cohesión de los mexicano-estadunidenses que, por primera vez, se interesan en unir fuerzas, adquirir la ciudadanía y salir a votar en su contra y, por otra parte, la actividad de partidos políticos de oposición en México que han elaborado cápsulas televisivas con el grito de "A México se le respeta" no permiten que el gobierno permanezca indiferente.

Independientemente de lo que se lleve a cabo antes de la elección del 4 de noviembre, el efecto más importante del anti-mexicanismo alentado por los candidatos republicanos es tomar conciencia -en México- de las omisiones, descuido e indiferencia del gobierno hacia Estados Unidos durante el presente siglo.

Cierto que no se trata solamente de México. Los dirigentes de ambos países se distanciaron desde que el 11 de septiembre de 2001 cambiaron las prioridades de la política exterior de Estados Unidos, que priorizó la lucha contra el terrorismo y dejó en segundo...

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