Un niño a bordo de "La Bestia"

AutorPaulina Rocío Del Moral González

El testimonio de este niño del Valle de Sula asombra por las difíciles circunstancias en las cuales -en su corta vida- se vio inmerso, pero también por su increíble capacidad para sobrevivir. Prolífico en su palabra, como la selva que lo vio crecer, Dionisio describe los paisajes de sierra, selva y mar vividos en Honduras y Guatemala, su primera infancia, su incursión precoz en el trabajo, su hambre crónica, sus afectos y desafectos, sus creencias y valores, sus triunfos y derrotas, sus miedos a la montaña, a las serpientes y a los espíritus del agua, así como su soledad y su mayor dolor: el abandono de su madre. Al narrar las escalas de su viaje por territorio mexicano, evoca las voces de los diversos interlocutores con quienes tuvo trato y que manifestaron su asombro por "el niño que va en el tren", inmerso en una aventura de alto riesgo incluso para los adultos. Su narrativa es elocuente por lo que dice pero también por lo que calla, demasiado doloroso para ser contado.

En un trayecto no lineal que duró dos años, con retrocesos y estancias en Veracruz, Guadalajara y México, Dionisio llegó a Torreón aún con el propósito de continuar hacia Estados Unidos. Como un presagio, su llegada a esta ciudad norteña estuvo marcada por el cautiverio. Su desconfianza lo llevó a refugiarse en el cementerio, uno de sus albergues transitorios. Al cabo de un tiempo, cuando había organizado su subsistencia, fue detenido de manera accidental por traer un cuchillo que sobresalía de sus ropas. Como se verá en el curso de su relato, en la región centroamericana donde se crió es un rasgo cultural portar un machete o navaja para andar en el monte, destazar un animal, cortar una soga de pesca o bien defenderse de un medio ambiente machista y hostil. Es también la forma en que un niño de estatura muy baja, debido a su desnutrición crónica, compensa su desnivel con el mundo adulto en el que se ve obligado a incursionar. Para este menor un arma representa su seguridad contra la eventualidad de un abuso si tomamos en cuenta la intolerancia contra la infancia callejera imperante en Centroamérica y las difíciles circunstancias de su viaje. En el medio urbano de una ciudad del norte de México la diferencia cultural fue evidente y trajo como consecuencia el encarcelamiento de un niño que, después de una jornada de trabajo, se divertía "bailando con una morrita".

(...)

Encontré a Dionisio recluido en la Residencia Juvenil para menores infractores en 2001. Desde mi punto de...

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