Niñez Migrante: entre el abandono y la abundancia

AutorTonatiuh Guillén López

Muchas cosas no funcionan, evidentemente, para que pueda existir el contraste anterior. En parcial descargo del marco institucional, puede reconocerse que parte importante del problema es el escenario de clandestinidad de la niñez y adolescencia en tránsito, habitualmente sometida a las redes del tráfico de personas.

Otra parte del problema recae en la capacidad operativa de los sistemas DIF y de las procuradurías para procesar el interés superior de cada niño o niña, lo cual es todavía un propósito por cumplir, pues hasta ahora tiene resultados mínimos. Lo habitual es que elaboren respuestas genéricas que terminan justificando la repatriación de los menores, lo cual es particularmente crítico para la niñez no acompañada. De hecho, entre nuestras deficiencias injustificables está la carencia de instrumentos básicos, como un sistema nacional de información con diseño apropiado para la identificación, evaluación y seguimiento del interés superior de la niñez migrante, caso por caso.

En lo que corresponde a la niñez migrante mexicana, su propia movilidad describe condiciones sociales desde el origen que en la práctica anulan todos sus derechos. El simple distanciamiento de una vivienda, del hogar y familiares, de su comunidad, de su formación escolar, entre otras disrupciones, conforman un cuadro de drásticas violencias contrarias a sus derechos esenciales. Encontrar nuevamente un adecuado rumbo de vida es imposible durante el proceso migratorio e incierto en el desenlace. Debido a estas condiciones, la niñez migrante, especialmente la no acompañada, configura el pináculo de nuestros fracasos sociales y de gobierno que debiéramos hacer visible para impulsar medidas alternativas.

La niñez migrante no acompañada en tránsito por México en sí misma constituye un cuadro dramático, tanto como lo es el panorama de la niñez mexicana. Entre enero y mayo de 2022, considerando a las niñas y niños no acompañados que fueron captados por la patrulla fronteriza de Estados Unidos en su frontera sur, los datos son apabullantes: casi 62 mil menores durante ese periodo. De Guatemala provino 38.9% de ese total; de Honduras, 23.5%; de México, 20.9%; de El Salvador, 10.5%; y de otros países, 6.1%.

El caso de Guatemala es particularmente doloroso: del total de la población guatemalteca en tránsito por México, cerca de 25% es niñez no acompañada, conforme al conjunto que logra alcanzar la frontera de Estados Unidos. ¿De qué tamaño es la crisis social del país vecino...

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