Negociando con los talibanes

AutorMarco Appel

BRUSELAS.- Diez años después de los atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York y la posterior invasión de Afganistán, el gobierno estadunidense busca negociar la paz con los mismos dirigentes del régimen al que acusó de brindar protección a Osama bin Laden y Al Qaeda, pero también con el llamado Grupo Haqqani y con Hizb-i- Islami, las otras organizaciones de la insurgencia afgana.

El 20 de septiembre de 2001 el entonces presidente George W. Bush amenazó al gobierno talibán con invadir el país en caso de no entregar a “todos” los líderes de Al Qaeda escondidos en territorio afgano, cerrar sus campos de entrenamiento y permitir el acceso a verificadores de Estados Unidos para constatar que habían sido desmantelados.

Ese día desde la tribuna del Congreso de su país, Bush amenazó: “El régimen talibán debe actuar, y actuar inmediatamente: o nos entregan a los terroristas o enfrentarán el mismo destino que ellos”.

El 7 de octubre de 2001 empezó la intervención militar estadunidense. Un mes después cayó Kabul y las cúpulas rebel- des huyeron al vecino Paquistán: Mohammed Omar trasladó el Consejo Talibán a la ciudad de Quetta, en el suroeste. Jalaluddin Haqqani y su hijo Sirajuddin, líderes del Grupo Haqqani, aliados de Omar y con fuertes vínculos con los servicios de inteligencia paquistaníes y con Al Qaeda, montaron su base de operaciones en el norte. Hizb-i-Islami, comandado por Gulbuddin Hekmatyar, es el menos poderoso.

El resultado de una década de conflicto ha resultado dramático en todos sentidos. Un informe de la organización Afghanistan Rights Monitor, publicado el pasado 11 de febrero, resume: “La nueva era prometida en Afganistán, con un plan de reconstrucción, desarrollo y democratización, se desfiguró en un sistema político altamente corrupto e ineficiente que recompensa a los señores de la guerra, criminales, narcotraficantes y políticos corruptos (...) A pesar de que los soldados de la OTAN y Estados Unidos han capturado y matado a miles de rebeldes, la guerra, paradójicamente, se ha intensificado y extendido a todo el país”.

Ante el evidente fracaso de una salida militar al conflicto, Barack Obama incorporó a la estrategia puramente bélica la negociación.

El contacto Aga

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