Cuando el Muro de Berlín empezó a caer

AutorYetlaneci Alcaraz

BERLÍN.- Pasadas las seis de la tarde del 9 de noviembre de 1989, Günter Schabowski, miembro del Buró Político del Partido Socialista Unificado de Alemania (PSUA o SED, por sus siglas en alemán) leyó en conferencia de prensa las recientes modificaciones a la ley de viajes que eliminaba las restricciones para que los ciudadanos de la República Democrática Alemana (RDA) viajaran al extranjero.

Tras dar lectura al documento, la pregunta clave brincó desde las butacas donde lo escuchaba medio centenar de reporteros: -¿Cuándo entran en vigor las nuevas reglas?

-Según mi conocimiento... de inmediato, respondió.

La noticia se esparció y en cuestión de horas miles de alemanes -tanto de la República Federal Alemana (RFA) como de la RDA- salieron a la calle para cruzar el muro que durante 28 años los había dividido.

Por la noche Schabowski fue informado de la situación. Su imaginación no le alcanzaba para adivinar lo que pasaba. Salió a la calle y vio cómo una caravana de autos cruzaba por la avenida Schönhau-ser Allee del este hacia el oeste, hacia Berlín Occidental.

Después fue a la calle Heinrich-Heine y vio que también ahí había miles de personas cruzando. Se acercó a un guardia fronterizo para preguntar cómo se iban desarrollando los acontecimientos: "Todo perfecto. La gente tiene un ánimo increíble y lo tranquilizante es que presentan su carnet de identidad", fue la respuesta.

"Cuando escuché lo del carnet de identidad pensé que la RDA estaba salvada: aunque los ciudadanos se movían libremente, no ignoraban la frontera, sino que incluso la respetaban. Al día siguiente había en el comité central del PSUA una cruda moral. En algún momento durante el desayuno vino el tema sobre la apertura del muro y se dejaron escuchar cues-tionamientos, desde un '¿cómo pudo haber sucedido?' hasta '¿quién nos metió en este lío?' Reinaban la estupefacción y especulación. Fue grotesco", recordó un par de años después Schabowski.

Apenas 11 meses antes el jefe de Estado de la RDA, Erich Honecker, declaraba que el Muro de Berlín "todavía en 50 y también en 100 años estará ahí".

No fue así. Los cambios económicos que experimentaba la Unión Soviética y la masiva movilización ciudadana que pacíficamente exigía "el cambio", forzaron en meses lo inevitable.

Y aunque públicamente el gobierno de la RDA pretendía que no pasaba nada -el 7 de octubre de 1989, por ejemplo, celebró los 40 años de su fundación mientras unos 3 mil ciudadanos se manifestaban y eran reprimidos por la policía- lo cierto es que el desmembramiento de Alemania Oriental fue un proceso doloroso y hasta humillante para la nomenclatura del PSUA.

"La RDA fue sacrificada en el altar de la 'Casa Común Europea' por la cual Gor-bachov luchaba con tanto ahínco. Fue el hecho más doloroso de mi existencia, así como de la de numerosos camaradas. Estamos obligados hoy a reconocer que esto fue facilitado por nuestra actitud...

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