Un mundo sin sujetos

AutorNéstor García Canclini

¿Qué es un lugar en la mundialización? ¿Quién habla y desde dónde? La fascinación de estar en todas partes y el desasosiego de no estar con seguridad en ninguna, de ser muchos y nadie, cambian el debate sobre la posibilidad de ser sujetos: ya aprendimos en los estudios sobre la configuración imaginaria de lo social cuánto pueden tener los procesos sociales y los sujetos de construidos y simulados. Quizá comienza un tiempo de reconstrucciones menos ingenuas de lugares y sujetos, aparecen ocasiones para desempeñarnos como actores verosímiles, capaces de hacer pactos sociales confiables, con alguna duración, en intersecciones disfrutadas. ¿Por qué el arte reciente está redescubriendo el sujeto o buscando recrearlo? Nombres de artistas del pasado y actuales se convierten en iconos de las exposiciones-faro, de películas europeas, chinas y estadounidenses, de interpretaciones musicales estelares. Los editores registran el ascenso de ventas de biografías y autobiografías. ¿Las identidades personales resucitan como marcas para reactivar los mercados, o hay algo más en este deseo de ser sujetos, o tenerlos como referencia?

Es notable que la mayor deconstrucción del sujeto se haya cumplido en el siglo 20, cuando más se hizo para erigir nuevos sujetos individuales, étnicos y de clase, nacionales y de género. Esta época, que aumentó las dificultades para hablar de la subjetividad, mostró a la vez que no es fácil desprenderse de esa noción. Llegamos así a estas preguntas: ¿cómo avanzar desde la sospecha necesaria para librarnos de las afirmaciones ingenuas de la subjetividad hacia el trabajo reconstructivo indispensable para dar solidez a ciudadanías posibles? ¿Qué tareas de investigación, teóricas y políticas se necesitan?

Las ciencias sociales encuentran difícil poner en el centro de la teoría a los actores cuando la sociedad es reducida a un mercado anónimo. La política se paraliza o se desintegra ante el determinismo neoliberal, que somete la complejidad de la economía al juego financiero de inversiones sin rostro. Los partidos políticos y sindicatos nacionales no aciertan a formular elaboraciones alternativas sobre cuestiones globales de gran escala, que son asumidas sólo parcialmente por ONG y movimientos ecológicos o de derechos humanos.

La posibilidad de que existan sujetos y sean reconocidos es cada vez más limitada a campos imaginarios: el cine, las telenovelas, las biografías de divos y deportistas. La fascinación generada por sus aventuras heroicas o melodramáticas, así como por noticieros que informan de acontecimientos políticos como si fueran dramas personales o familiares, parece responder a la necesidad de los consumidores de encontrar algún sitio donde haya sujetos que importan, padecen y actúan.

Pero ¿es el sujeto sólo una construcción ficcional de los medios, o puede haber también sujetos críticos, espectadores que ejerzan iniciativas propias a pesar...

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