Un mundo más inseguro

AutorOlga Pellicer

La muerte de Bin Laden no significa necesariamente la desaparición de Al Qaeda, un movimiento que encontró eco en numerosos grupos islámicos organizados en células que se han distribuido a través del mundo. El fanatismo religioso que los inspira no es fácil de eliminar. De hecho, esos grupos se han mantenido activos y multiplicándose a pesar de que, desde el 11/09, Bin Laden se encontraba escondido. Es difícil prever si ocurrirán actos de represalia y cuándo se producirían; el peligro está latente y nada invita a bajar la guardia.

Una de las primeras reacciones al conocerse la muerte de Bin Laden fue imaginar que ésta ofrecía la justificación para acelerar la salida de tropas extranjeras de Afganistán. La búsqueda del terrorista más peligroso del mundo era uno de los argumentos para que dichas tropas estuvieran allí, a pesar de lo impopular de esa guerra, tanto en las filas del Partido Demócrata de Estados Unidos como en amplios sectores de la opinión pública europea.

Sin embargo, es difícil separar lo que ocurra en Afganistán de la situación en Paquistán, país vecino con el que se comparten grupos étnicos, religión, familia y organizaciones políticas. Ahora bien, la tensión y la desconfianza entre Estados Unidos y Paquistán es una de las consecuencias más inquietantes de la captura y ejecución de Bin Laden.

No puede haber dudas sobre la complicidad de las autoridades paquistaníes que permitieron la construcción de un refugio, de proporciones y comodidades visibles, a unos cuantos kilómetros de la capital y rodeado de casas habitadas por la alta cúpula militar del país. Tampoco puede haber dudas sobre las enormes dificultades que enfrentan los dirigentes estadunidenses para confrontarse abiertamente con Paquistán.

Son muchas las razones que obligan a la cautela en la política de Estados Unidos hacia Paquistán. Entre ellas se encuentran la extrema sensibilidad de sus habitantes hacia las políticas de Estados Unidos, su papel clave en la geopolítica de Asia y, sobre todo, que posee armamento nuclear. No se puede olvidar que a pesar de la pobreza y atraso de gran parte de su territorio, los dirigentes paquistaníes tienen un poder de disuasión en dicho armamento. Pasará algún tiempo antes de que se redefina la relación entre los dos países; en todo caso, ésta siempre expresará un frágil compromiso entre la desconfianza y la necesidad de simular amistad.

El impacto mayor de la captura de Bin Laden ha ocurrido al interior de Estados Unidos al...

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