Las multitudinarias manifestaciones que Macron no ve ni escucha

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- "Desde el 19 de enero la población se moviliza contra la reforma de las pensiones (...) Hasta la fecha esas movilizaciones masivas encabezadas por un frente intersindical unido no han recibido la mínima respuesta de parte del gobierno. Semejante situación no puede durar más. El silencio del presidente constituye un grave problema democrático que lleva inevitablemente a una situación que puede volverse explosiva. Por lo tanto, consciente de la gravedad del momento, el frente intersindical le solicita por correo una cita urgente para pedirle que retire su reforma." Rodeada por los dirigentes de las ocho principales confederaciones sindicales de Francia y de cinco organizaciones de defensa de la juventud, Patricia Drevon, alta responsable de Fuerza Obrera, se expresa en tono grave y decidido.

Es el martes 7. Son las 8:30 de la noche. Acaba de terminarse la sexta jornada de huelgas y marchas de protesta contra la reforma de las pensiones en menos de dos meses.

A lo largo de todo el día, 3 millones 500 mil manifestantes desfilaron en más de 300 ciudades de Francia, según aseguran los organizadores. Una cifra récord. Y aun si el Ministerio del Interior afirma haber registrado 1 millón 280 mil personas en las calles galas, voceros del gobierno reconocen una "fuerte participación popular" a esas marchas.

Paralelamente a la movilización callejera perturbaron la actividad económica del país huelgas de conductores de tren y metro, controladores aéreos, camione-ros, trabajadores de refinerías y del sector energético, sin hablar del paro del personal de la educación nacional que causó el cierre de una multitud de centros de estudios y del personal médico de los hospitales públicos o de los recolectores de basura. La lista no es exhaustiva.

Que le guste o no al presidente, Em-manuel Macron, una mayoría creciente de franceses -entre 64% y 72%, según distintos sondeos de opinión- se opone a su reforma de las pensiones y 59% de ellos afirma aprobar la perspectiva de huelgas indefinidas que está poniendo en marcha el frente intersindical.

La meta es lograr que la presión del sector empresarial adicionada a la de la calle obligue al gobierno a renunciar a sus dos medidas emblemáticas: aumentar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años y subir de un año (de 42 a 43) el periodo de cotización necesario para disfrutar de una pensión completa.

El Ejecutivo defiende estas medidas con uñas y dientes. Son indispensables, dice, para garantizar la viabilidad del sistema pensional amenazado en las...

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