Mujeres de Teatro en Guanajuato

AutorEstela Leñero Franco

Guanajuato, GTO.- Durante 10 días mujeres de diferentes partes del mundo presentaron espectáculos, dieron talleres e intercambiaron proyectos en el festival abierto para todo el público que por más de 20 años viene realizando la organización Magdalena Project en diferentes países. En esta ocasión México fue la sede y Amaranta Osorio la directora. El festival también forma parte de la tercera emisión de 7 Caminos Teatrales que convoca Jeito Producciones, la Fundación Cervantista y el Conaculta.

Todas las noches hubo dos funciones de teatro, danza y performance creados por mujeres donde el principal elemento de expresión fue el cuerpo. De México vino Violeta Luna –radicada en San Francisco–, con su performance Apuntes sobre la frontera; Mercedes Hernández con su monólogo Geografía personal, donde mezcla narración y cabaret; de Chihuahua Mejor desnudos, una propuesta impactante para el público asistente; La máscara de Lilith… con la Compañía de danza Lola Lince de Guadalajara; y la Compañía Nacional de Teatro con Soles en la sombra; por mencionar unos cuantos. De España Nieves Mateo presentó el monólogo Espejos quebrados; del Odin Teatret de Dinamarca el espectáculo Matando el tiempo creado por Julia Varley, fundadora del Magdalena; y Pasarela de Patricia Ariza de Colombia, en colaboración con México.

Uno de los espectáculos que causó más conmoción entre el público fue Mejor desnudos, por su capacidad de implicar a los participantes y los significados surgidos a raíz de un par de acciones básicas. En esta acción teatral cada actriz se fue quitando la ropa hasta quedarse en sus prendas íntimas, mientras narraba alguna experiencia significativa en su vida. Después buscaba con la mirada entre el auditorio e interrogaba a un asistente específico: “¿Serías capaz de quitarte tu ropa para vestirla a ella?” Si aceptaba, bajaba al escenario y repetía la acción de la actriz: se quedaba en ropa interior y la vestía a ella. Si la persona no aceptaba le colocaba un listón rojo mientras se leía una noticia de periódico informando de alguna injusticia o violencia contra las mujeres. La acción se repitió siete veces mientras temíamos aterrorizados que fuéramos nosotros a quienes interrogaran y debiéramos decidir si éramos capaces de quitarnos la ropa para dársela a otro. Las implicaciones personales, políticas y sociales de un acto tan sencillo movió a la concurrencia, la cual terminó conmovida con el acto...

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