El movimiento iconoclasta del siglo XXI

AutorJorge Sánchez Cordero

El pasaje de la Biblia que abre el presente texto como epígrafe ha tenido inmensas repercusiones en las prácticas religiosas de la cristiandad y con base en él se han pretendido legitimar los diferentes movimientos iconoclastas que se han gestado a través de la historia del cristianismo. Es en este texto donde la tradición talmúdica justifica la proscripción de las imágenes en sus templos.

En el Corán no existe ningún pasaje equivalente; antes al contrario, a mediados del siglo VIII d.C Ibn Ishaq, primer biógrafo de Mahoma, narra cómo este profeta toleró que en la Kaaba, una construcción en forma de cubo ubicada en La Meca, lugar sagrado del Islam, permanecieran retablos de Cristo y de María. Otro historiador, al-Mas'udi (896-956), refiere que un mercader árabe, al ver una pintura china de Mahoma, "rompió en lágrimas" (Sa-dakatKadri).

Lo cierto es que los hadiths -recopilaciones que consolidan la tradición canónica islámica (sunnah) y a las que se les confiere una interpretación sagrada de su historia- prevalecen sobre cualquier otro texto. En torno a las imágenes, manifiestan que "los ángeles no entran a ningún hogar en el que se encuentren perros o pinturas" (al-Bukhari). Este pasaje fundamenta la actitud iconofóbica en el Islam.

En la actualidad, empero, dicha polémica teológica debe con-textualizarse en un campo de batalla en donde se puede visualizar claramente todo un movimiento de iconoclasia en pleno siglo XXI. El grupo fundamentalista que ha postulado el proyecto del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS, por sus siglas en inglés) controla ya el noreste de Siria y partes estratégicas de Irak, como lo es Mosul, capital de la provincia de Nínive y segunda ciudad en importancia de ese país. Este grupo reivindica el movimiento iconoclasta.

La gravedad de las confrontaciones en el Medio Oriente siguió una ruta inesperada, y en este contexto la iconoclasia en la región ha conocido una virulencia sin precedentes. Aun cuando la belicosidad del conñicto dificulta enormemente el acopio de información, que fluye con lentitud, en forma paulatina se empiezan a conocer los estragos culturales de la guerra en Levante y en Irak. Entre las acusaciones que intercambian los contendientes, es difícil separar el grano de la paja. Ante este torbellino de iconoclasia, Occidente no puede llamarse sorprendido y asir los blasones de la tolerancia cuando en su tradición ha registrado movimientos similares de una gran profundidad.

La pugna entre iconoclasia e iconodulía

El primer movimiento de iconoclasia fue auspiciado desde el mismo poder por el emperador bizantino León III, el Isáurico, quien en el año 726 d.C, ordenó quitar la imagen de Cristo de la puerta de Calcis, la entrada ceremonial del Sagrado Palacio, para que fuera reemplazada por una cruz.

El Gran Palacio de Constantinopla, ahora en ruinas, fue la sede del poder bizantino de los siglos IV al XII, régimen que marca el inicio de la iconoclasia en la cristiandad, lo cual le generó a ésta graves tensiones internas. A partir de dichos eventos León...

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