Mortandad apícola en Campeche, desastre biocultura

AutorOctavio Martínez

PLAYA DEL CARMEN, Q. Roo.- El uso desmedido de agroquímicos causó en marzo último una gran mortandad de abejas en Hopelchén, Campeche, con pérdidas valoradas en millones de pesos. Las afectaciones ambientales y sociales de ese desastre repercutirán por varios años, no sólo en esa región, sino en buena parte del país por los servicios ecológicos que presta la apicultura, principalmente el de la polinización.

Se trata de una muestra del menoscabo que padecen los apicultores nacionales, quienes se enfrentan a la deforestación de bosques, la venta de miel falsa en los países adonde exportan el producto, y principalmente el uso desmedido de plaguicidas que ponen a México al borde de una crisis alimentaria, porque no se le ha dado a la apicultura un reconocimiento preponderantemente alimentario y de índole ambiental.

En términos económicos, el valor de la polinización es muy superior al de la producción de miel, ambos provenientes de la apicultura.

De acuerdo con los datos más recientes del Servicio de Información Agroali-mentaria y Pesquera (SIAP), en 2021 el valor de la polinización en los principales 30 cultivos comerciales de México fue de 87 mil 256 millones 182 mil 729 pesos.

En tanto que el valor de la producción de miel fue de dos mil 218 millones 156 mil pesos.

En la actual agenda legislativa se analizan propuestas de ley para reconocer la actividad económica más allá de la producción de miel y priorizar la polinización por los servicios ambientales que provee. Una de ellas es impulsada por la Alianza Nacional Apícola.

Pero mientras se logra avanzar en el Poder Legislativo, los apicultores se enfrentan a desgracias como la que comenzó por la mañana del 22 de marzo, a unas horas de haber iniciado la primavera, cuando apicultores de Hopelchén -una de las zonas más propicias para el cultivo de abejas en el país-verificaron sus apiarios.

José Manuel Poot Chan, apicultor de toda la vida de ese municipio, recuerda que encontraron miles de abejas muertas y esparcidas por las colmenas y el suelo. Pronto se percató de que no se trataba sólo de su caso, sino de una mortandad generalizada en Suc Tuc y Oxa, otros dos ejidos de Hopelchén.

El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), cuyos investigadores acudieron al lugar, dio a conocer en un informe que fueron afectados 110 apiarios de 80 apicultoras y apicultores, con un total de tres mil 365 colmenas destruidas.

A dos meses del suceso, las familias que dependen directamente de la labor apícola están a la deriva por lo que califican de una "catástrofe ambiental".

"Necesitamos una declaratoria de emergencia ambiental (...) estamos esperando la reacción de las autoridades, no sabemos en realidad qué va a pasar, pues esto ha sido lo más grave...

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