El momento de México en América Latina

AutorOlga Pellicer

Ese gusto por América Latina no se ha traducido en políticas gubernamentales bien estructuradas para vincular al país con la región. Cierto que en los últimos meses se advierte una actividad más intensa de lo acostumbrado en la política hacia esa parte del mundo, pero es muy pronto para llegar a conclusiones. Hoy por hoy, los datos indican que las relaciones comerciales crecen pero son limitadas, las alianzas políticas son puramente coyun-turales, los "socios estratégicos" no se materializan y el prestigio cultural de México desciende.

En efecto, en el ámbito de las relaciones culturales y educativas México ha perdido terreno. Atrás quedó la época en que gran parte de los médicos o ingenieros latinoamericanos se formaban en la UNAM, el Instituto Mexicano del Petróleo o los grandes hospitales, como el de Cardiología. Atrás quedaron también los años en que las pantallas del cine y la televisión latinoamericanas se veían inundadas por las producciones mexicanas. Las circunstancias han cambiado tanto para el mercado del entretenimiento como para el adelanto relativo de México en materia de educación superior, ciencia y tecnología.

Tales antecedentes son útiles para situar el significado de los momentos vividos durante el homenaje que, con motivo de la muerte del gran escritor Gabriel García Márquez, se celebró en Bellas Artes con la asistencia de los presidentes de México y Colombia.

Pocas veces se había palpado tan claramente el gusto de los mexicanos por la literatura latinoamericana; pocas veces se había expresado tan emotivamente la identificación de los jóvenes con el imaginario latinoamericano captado de manera tan magistral por el gran escritor de origen colombiano y residente en México; pocas veces un dirigente mexicano había proyectado una imagen tan latinoamericana como Enrique Peña Nieto al pronunciar su discurso; pocas veces se había tenido conciencia clara de la importancia de México para la cultura de América Latina: Cien años de soledad se escribió aquí.

Así, el homenaje a García Márquez creó un momento mexicano, un punto de partida para recordar el lugar de México como referente esencial de la cultura en América Latina. No sugiero que se recupera de esta manera el lugar que se tuvo en otras épocas. Se trata de insistir en las ventajas de incorporar en la política hacia América Latina una dimensión para la cual México cuenta con un buen capital. Transmitir la gran tradición, así como la creatividad reciente de pintores, músicos...

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