Modesto Suárez/ Siervo de la Nación
Autor | Modesto Suárez |
"Morir es nada cuando por la Patria se muere".
José María Morelos y Pavón
El próximo domingo 22 se recordará el aniversario número 187 de la muerte del caudillo José María Morelos y Pavón.
Morelos nació en Valladolid, hoy Morelia en su honor, y desde niño conoció el lado difícil de la vida. Su padre abandonó a la familia siendo él apenas un niño, por lo que José María se vio obligado a interrumpir sus estudios para trabajar y sostener a su familia A los 14 de edad comenzó a trabajar para un tío en el rancho San Rafael Tahuejo, no lejos de Apatzingán. Durante 10 años se dedicó a las labores del campo, a la construcción, a la ganadería, y ayudó a su tío con las cuentas del rancho.
Es muy probable que realizara varios viajes a Valladolid, la Ciudad de México y al puerto de Acapulco para vender las recuas de su tío. Como cualquier arriero tierracalenteño, el joven José María aprendió en Tahuejo a montar, a cinchar burros, a vadear ríos y descifrar los secretos de las nubes y de los surcos.
De regreso en Valladolid, Morelos se inscribió en el Colegio de San Nicolás que dirigía Miguel Hidalgo y Costilla; posteriormente continuó sus estudios en el seminario Tridentino de la misma ciudad, donde obtuvo el primer lugar; en abril de 1795, recibió el grado de bachiller en artes de la Real y Pontificia Universidad de México. Estudió teología en el mismo seminario Tridentino y, a los 32 años de edad, después de haber laborado como diácono en Uruapan, se ordenó de presbítero en 1797.
Fue nombrado cura interino de Churumuco y La Huacana, posteriormente de Urecho y finalmente de Carácuaro, situados todos estos poblados, lo mismo que Tahuejo, en Tierra Caliente, región cuyo conocimiento le sería de gran utilidad en la futura lucha armada independentista.
Entre 1801 y 1802, Morelos es elevado a la categoría de cura propio en Carácuaro. Su ingenio y dotes de mando lo convirtieron en un dirigente nato de su parroquia. Ante la necesidad de recursos para atender su ministerio y el culto en la parroquia, el párroco de Carácuaro decide comerciar con Valladolid. Aprovechando la experiencia adquirida en Tahuejo, organizó un equipo de arrieros con quienes enviaba granos, aguardiente y ganado a esa capital de Michoacán, ciudad de la cual recibía telas, herrajes y otros enseres. Morelos ahorraba para dar, no para acumular.
En 1810 escribió: "Todas las obvenciones (retribuciones) tengo fiadas, sin poderlas cobrar, por la hambre que hubo aquí este año. Yo, hubo día que...
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