El mito de la transición democrática

AutorJohn M. Ackerman

La función principal de este mito es cancelar la posibilidad de imaginar una transformación integral de la estructura de poder social. Se busca fomentar el conservadurismo y marginar a quienes apuestan a la construcción de nuevas utopías transformadoras.

El debate sobre la democracia en México constituye entonces un estratégico campo de batalla intelectual. No es suficiente simplemente agregar al sustantivo "democracia" adjetivos como "estancada", "imperfecta", "parcial" o "mediocre" para caracterizar a nuestro régimen político. Una "democracia imperfecta" es todavía, en esencia, un sistema "democrático" en el que la sociedad ejerce su soberanía y constituye la fuente originaria del poder público. Estas perspectivas adjetivadas son importantes en cuanto ponen en cuestión la excesiva complacencia de los analistas orgánicos del régimen. Sin embargo, su aceptación de los términos generales del debate impuesto por el contexto de dominación estructural debilita enormemente su fuerza teórica.

Los defensores de la tesis de que México efectivamente ha transitado de un régimen a otro tienen la obligación de demostrar que los ciudadanos cuentan con más poder sobre la selección de sus gobernantes, y con un mayor control sobre los asuntos públicos. Pero esto es imposible comprobarlo.

El indicador más común de la existencia de una transición democrática es la celebración de elecciones libres, limpias y auténticas, donde las condiciones de competencia son equitativas y la "oposición" tiene posibilidades reales de ganar los comicios. Es evidente que México no cumple con este requisito. Todas las elecciones presidenciales celebradas desde 1988 hasta la fecha han demostrado, más allá de cualquier duda, que los poderes fácticos y las instituciones electorales de ninguna manera permitirán la llegada de un verdadero candidato de "oposición" al poder.

Algunos señalarían las "victorias" de Vicente Fox y de Enrique Peña Nieto como excepciones ya que tanto en 2000 como en 2012 se cambiaron los colores del partido que gobernaba el país. Sin embargo, ninguno de los dos puede ser caracterizado como un candidato propiamente de la "oposición".

Desde 1988 el Partido Acción Nacional (PAN) pactó con Carlos Salinas de Gortari y formó un "gobierno de coalición" de fac-to con el PRI que duró hasta el año 2000. Si bien se estableció una breve y poderosa alianza opositora entre el PAN y el PRD durante 1996 y 1997, que logró una histórica reforma electoral y la activación de la...

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