El misterioso caso de un río de gasolina sin salida

AutorArturo Rodríguez

Un lote de 900 mil barriles de gasolina presuntamente contaminada –atorado desde 2009 en la refinería de Cadereyta, Nuevo León– tiene en un brete a funcionarios de Pemex Refinación (Pref) y de Pemex Comercio Internacional (conocida por las siglas PMI), a quienes aparentemente les urge llevarlo a Ciudad Madero, aun cuando no hay infraestructura para hacerlo, a menos que se realice una cuantiosa inversión no recuperable.

La operación concierne a la Subdirección de Producción de Pemex Refinación, a cargo de Bernardo de la Garza Hesles, actualmente investigado por la Auditoría Superior de la Federación y por la Comisión de Energía de la Cámara de Diputados por otorgar un contrato de 42 millones de dólares a la empresa estadunidense KBC Advanced Technologies sin licitación de por medio (Proceso 1802).

Cuando Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, da cifras alarmantes sobre el subsidio a la gasolina –ese que la OCDE recomienda retirar–, el dispendio de recursos en el paro de operaciones y la importación de combustibles es inexplicable.

Ahora el problema tiene que ver con la venta del hidrocarburo a una empresa extranjera cuyo nombre no se ha hecho público.

De acuerdo con las minutas de cuatro reuniones –celebradas los días 6, 13 y 27 de abril y el miércoles 18 de mayo en el piso 13 de la Torre de Pemex–, se trata de 900 mil barriles (cantidad superior a la que se usa en todo el país en sólo un día: 790 mil barriles) de una mezcla de crudo con un tipo de combustible llamado gasolina de coquer.

Las minutas –anexadas al documento 300-40800-PSIA-004 de la Subdirección de Producción– hacen evidente la intención de funcionarios de Pemex Refinación y de PMI de mover el producto a la refinería de Ciudad Madero, Tamaulipas, para llevarlo vía marítima a Estados Unidos en volúmenes de 50 mil a 100 mil barriles mensuales, para satisfacer la demanda de un cliente desconocido que requiere la entrega a partir del próximo mes.

La presión del cliente –cuyo nombre desconocen hasta los funcionarios de la subsidiaria consultados por Proceso y que pidieron el anonimato– se suma a la obstinación de Gerardo Páramo Hernández, gerente de Control de Producción de Pref y subordinado de Bernardo de la Garza, y del gerente de Proyectos de PMI, Carlos Islas Flores, por colocar el producto en Ciudad Madero, pese a que no hay infraestructura para recibir ni almacenar la gasolina, cuya supuesta contaminación no se ha explicado.

Presuntamente la venta se hará a 20 centavos de...

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