Militar, peleador... y angustiado

AutorRaúl Ochoa

De los 125 atletas que integran la delegación mexicana en Río 2016, 21 figuran en la nómina de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedeña). Entre ellos, tres de los cuatro seleccionados de taekwon-do: María del Rosario Espinoza, quien comanda al grupo de peleadores, es cabo auxiliar de educación física y deportes, al igual que Itzel Manjarrez (subcampeona panamericana) y Saúl Gutiérrez.

El cabo Gutiérrez no lee libros, pero le agradan las llamadas narcoseries. "Acabo de ver Señorita Pólvora -la historia de una niña, hija de un joyero capitalino, que se enreda con sicarios y traficantes-. Antes vimos El Cártel de los Sapos y El Señor de los Cielos.

"Me parece atractiva la forma en que esas personas han empleado su inteligencia de una mala forma. Han hecho todo para llegar a lo más alto. La mayoría empezó de abajo hasta convertirse en jefes. Es algo que se podría seguir, pero por el lado del bien. Por ejemplo, después de no ser nadie en el tae-kwondo, ¿por qué no llegar a ser campeón mundial o campeón olímpico?", dice en entrevista.

-¿Te reflejas en ese mundo del narcotráfico? -se le pregunta.

-Pues hay que agarrar lo bueno de la vida...

Para Saúl, el desaparecido narcotrafican-te Amado Carrillo Fuentes fue "de lo más inteligente, al grado de proponerle al presidente que lo dejara trabajar libremente a cambio de pagar la deuda extema. Se me hace de ciencia ficción, algo difícil de creer...".

Las historias de Joaquín El Chapo Guz-mán son atractivas para el atleta. De él admira la forma en que se ha fugado y el tiempo que ha permanecido al frente de un cártel. "Al final cayó como todos, pero fue inteligente. Por todo lo que han hecho esas personas no son dignas de admirar. Al contrario, hay que exigirles que respeten la ley. Lo único que comparto es la determinación que tuvieron para hacer las cosas".

Nacido el 28 de diciembre de 1992, Saúl se inició en el taekwondo a los 10 años en Querétaro, donde diariamente, cada vez que acompañaba a su madre a una cremería, cruzaban por una escuelita de taekwondo. Ahí recibió sus primeras lecciones.

De juvenil, los resultados fueron adversos. Sin embargo, las cosas cambiaron al cumplir los 16 años. Con las enseñanzas de otro entrenador, a los 17 años ganó el bronce en su primer campeonato nacional, y con ello su lugar en la selección nacional.

Aunque su madre lo apoyó al principio, después se convirtió en su mayor opositora, pues al volverse al cristianismo consideraba al taekwondo una disciplina tocada...

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