Reforma migratoria: contratiempos previsibles

AutorOlga Pellicer

La lucha es difícil y se hará más encarnizada a medida que se hagan sentir los fuertes intereses económicos y políticos detrás de una reforma migratoria.

Los más poderosos tienen que ver con mantener la mano de obra barata representada por los indocumentados. Sin embargo, no es el argumento manejado abiertamente. Por lo pronto, se trata de identificar los puntos de acuerdo entre el proyecto presentado por un grupo bipartidista de ocho senadores y el jefe del Ejecutivo. El asunto también pasará a la Cámara de Representantes, en donde el cuadro es más complejo. Allí han quedado enterradas iniciativas anteriores que se creían cercanas a su aprobación. Así fue en 2007, cuando el principal punto de discordia fue hasta dónde llegaba la legalización de los indocumentados. En aquella época, los republicanos se oponían a otorgarles la ciudadanía; esta vez, el panorama ha cambiado.

Dentro de un ambiente político donde ganar la simpatía de los latinos es muy importante, los ánimos son más conciliatorios. Así, los puntos colocados sobre la mesa por los senadores y Barack Obama son bastante cercanos. La coincidencia más significativa es la voluntad de otorgar la ciudadanía a quienes, por un lapso de tiempo aún no determinado, se encuentran trabajando sin documentos en Estados Unidos. Los problemas vendrán al tratar de ponerse de acuerdo sobre los detalles: a quiénes se les otorga, cuál será el procedimiento, qué tan largo será, cuánto costará, qué hacer con quienes no resulten elegibles, cómo se fijarán las normas para extender beneficios a la familia. Un solo ejemplo nos da idea de la complejidad del debate: ¿Se otorgarán beneficios a los matrimonios de personas del mismo sexo? Para los republicanos más conservadores eso es inadmisible. Aunque no sea un punto medular puede, sin embargo, convertirse en pretexto para obstaculizar aspectos más significativos.

El segundo gran tema a discusión es la seguridad de la frontera. Los observadores señalan que Obama ya llegó muy lejos, pues ha invertido enormes sumas en fortalecer el muro que separa a México de Estados Unidos. Ya no son las vallas de antes, ahora son tecnologías muy sofisticadas capaces de registrar cualquier pisada, aviones no tripulados, numerosas garitas de control. Según algunos, el objetivo de sentirse protegidos de terroristas, delincuentes e indocumentados casi se alcanza. Pero otros señalan lo ilusorio de querer cerrar una frontera hacia donde se dirigen cientos de miles en búsqueda del...

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