México, Estados Unidos y el TLC

AutorLuis Rubio
Cargo del AutorDoctor en ciencia política por la Brandeis University y presidente del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC)
Páginas11-15
I. MÉXICO, ESTADOS UNIDOS Y EL TLC
ESTADOS UNIDOS es una potencia mundial, la economía más rica del
mundo y el principal punto de convergencia y atención de
prácticamente todas las naciones del orbe. Aunque compartimos
una frontera de más de tres mil kilómetros, la realidad es que
México y Estados Unidos son dos naciones radicalmente distintas
en poderío, ambición y forma de conducirse. Esto no es bueno ni
malo: es la realidad que tenemos que reconocer y aceptar. El hecho
de que México planteara la negociación de lo que acabó siendo el
ochenta implicó que, después de casi dos siglos de independencia,
nosotros habíamos reconocido esas diferencias y estábamos
dispuestos a vivir con ellas, a la vez que las convertíamos en
oportunidad. Nada de ello ha cambiado.
Estados Unidos es el punto de referencia obligado para las casi
doscientas naciones del orbe. Para cada una de esas naciones,
Estados Unidos es una potencia a la que quieren atraer como socio
comercial o con la que quieren definir su relación en términos
geopolíticos. En sentido contrario, para Estados Unidos todas esas
naciones son ruidos en el horizonte que son importantes sólo
cuando hay problemas o por sus circunstancias particulares. De
esta forma, hay un puñado de países que gozan de la atención
permanente de los estadunidenses (como China, la antigua URSS,
Irán, algunas naciones europeas) pero son la excepción. Por la
vecindad (y, desafortunadamente, por asuntos como las drogas y la
criminalidad), México aparece en su radar de cuando en cuando,

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