En memoria de un gran amigo de la contaduría nacional, 'el filósofo de Güémez', Dr. Ramón Durón Ruiz

AutorC.P.C. Angélica Gómez Castillo
Páginas60-60
C.P.C. ANGÉLICA GÓMEZ CASTILLO
COLUMNA INVITADA
060
EN MEMORIA
DE UN GRAN AMIGO DE LA CONTADURÍA NACIONAL,
“EL FILÓSOFO DE GÜÉMEZ”, DR. RAMÓN DURÓN RUIZ
Lo que es, es... y lo qu e no es, no es…
y el filósofo de
Güémez, es y será un gran amigo de la Contad uría Pú-
blica nacional. Genial, as ertivo, humano, de humor in-
comparable, con obviedad excelsa que enc anta e inspira,
recordamos a Ramón Durón Ruiz, victorense de naci-
miento, licenciado y doctor en Derecho, con maestría en
Administración Municipal y un título de Contador P úblico
egresado del corazón, quien en la sencillez d e la palabra,
transmitía con amor y humor ese simplismo que da un
acertado sentido común, que a veces tanto necesi tamos,
ante los retos de lo cotidiano.
Profesor de educación primaria y de nivel m edio superior,
con la convicción de que
Un sabio que no compar te su
sabiduría… jamás existió…
, fue un sello distintivo de Ra-
món, quien siempre, sabiamente, compartió sus enseñan -
zas a quienes tuvimos la for tuna de conocerlo. Político
incansable, con una gran vocación de ser vicio, ocupó car-
gos públicos como Diputado Loc al, Presidente Municipal,
Delegado Federal, Secretar io Particular del Gobernador y
Procurador General de Justicia en Tamaulipas, bien decía
que
en política, hay que se r como los frijoles de oll a…
arriba o abajo, ¡pero siempre a dentro!
Conferencista apasionado convencido de que
La felici-
dad no consiste en sabe r de dónde vienes … sino saber
a dónde vas…
, y siempre supo a dónde ir, colocando en-
tre sus destinos, a un gran número de Colegios de Con -
tadores en todo el país. El filósofo lo mismo charlab a de
política, que de amor y humor, con su ingenio, picardía y
peculiar forma de ironizar la vida diaria con es te contro-
vertido personaje.
Si no llegó… es porque n o vino,
frase que nunca aplicó
con sus amigos, los Contadores. Siempre fue p untual a la
cita en innumerables sesiones mensuales de los C olegios,
semanas de la Contaduría, convenciones re gionales, in-
cluyendo la Asamblea- Convención Nacional celebrada en
Mérida, Yucatán, el pasado mes de o ctubre de 2015, en
donde nos deleitó con su inigualable par ticipación.
Entrañable hombre de familia, en una de sus frase s refería
que
La mejor empres a de la vida es tu familia ,… los
hijos y los nietos son la gan ancia
.
Hoy, su mejor empresa, su esposa y sus hijos, lloran su
ausencia, pero su existencia les dejó un gran legado, al
compartir con ellos, durante algún tiempo, ese ex traordi-
nario viaje que se llama
VIDA
, que Ramón siempre conci-
bió como un milagro.
Andamos cómo andamos… porque somos como so-
mos,
frase a la que el filósofo, sabia mente nos recomen-
dó en nuestro andar diario lo siguiente:
Ame, sea amado,
sonría y sea profundam ente feliz…,
repetía constante-
mente, porque de eso, de eso se trata la vida.
Lo que pasa…, pas a… y lo que no…, se atora…,
y sabes,
hoy el nudo se nos atora en la garganta, una profunda
tristeza nos invade, te vamos a extrañar querido am igo,
sentimos un gran vacío al no contar con tu presencia, tu
sonrisa ni con ese abrazo fraterno y sincero que siempre
nos brindaste de corazón a corazón. Tu voz precisa, ca-
lla en el mundo terrenal, nos hará falta tu conversaci ón,
siempre amena y confortante, pero estamos se guros de
que hoy retumba en los cielos y se escucha con la fuer za
del espíritu.
¡Para vida de morirse… hay que es tar vivos!,
decía el
filósofo, y Ramón Durón no ha muerto, está má s vivo que
nunca, vivo en nuestra memoria y en nues tro corazón,
sus enseñanzas y su recuerdo nos acompañarán siempre
a todas partes, como su fras e:
Se está muriendo m ucha
gente que no se había muer to antes…,
pero en tu caso
no aplica, porque tú, Filósofo de Güémez, n o mueres, te
quedas eternamente con nosotros.
Hasta siempre querido f ilósofo, gracias por coincidir en
nuestro camino, por regalarnos un espac io de tu tiem-
po a tus amigos los Contadores, gracias por t us frases
perfectas , pertinentes y oportuna s, gracias por tu cari-
ño entrañable hacia nuestra profesión, gracias porque
en tu agenda siempre hubo lugar para nosotros, gracia s
por tu gran nobleza y sencillez de trato, pero, sobre
todo, gracias por el gran legado que nos dejas, con tu
ejemplo, de sembrar amistades y cosechar tonel adas de
cariño, respeto y admiración.
Descansa en paz, amigo.

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