El "mártir" asesino

AutorRodrigo Vera

El martirio de los hermanos Miguel Agustín y Humberto Pro Juárez -fusilados sin previo juicio en noviembre de 1927, en plena revuelta cristera - motivó al joven fanático José de León Toral a buscar su propio martirio, según le confesó a Roberto Pro, hermano de los "mártires" y a quien el gobierno callista le perdonó la vida pero lo exilió en La Habana, Cuba.

"La sangre de los mártires es semilla de buenos cristianos. Yo necesité que murieran tus hermanos para decidirme a moverme. Ahora estoy trabajando con empeño... ¿Por qué ha de ser imposible que lleguemos a morir de una manera tan gloriosa como ellos?", le comentó De León Toral a Roberto Pro en dos misivas fechadas a principios de 1928 y que le envió a la capital cubana.

En estas cartas, hasta hoy inéditas, De León le dice a Pro que lamenta el hecho de que "no hayas sido llamado a la acción que consumaron tus hermanos". Además le informa sobre los buenos ánimos con que trabajan los católicos "por salvar a la Iglesia en México". Le habla también sobre su vida privada, principalmente de su afición por la pintura y el fútbol.

Gracias a esta habilidad para la pintura y el dibujo, a los pocos meses de escribir sus cartas De León logró acercarse al general Alvaro Obregón y balearlo en el restaurante La Bombilla, de San Ángel, en la Ciudad de México. Con este homicidio conseguiría su propósito de ser fusilado como los hermanos Pro.

La primera carta a Roberto, escrita a mano y fechada el 11 de enero de 1928, dice textualmente:

Sr. Roberto Pro

Habana, Cuba Bastante querido amigo:

Tal ues te acuerdes de mí, tal ues no; más probablemente sí. Desde la última ues que te ui, ya no te he uuelto a ver y palabra que lo siento mucho.

Otra cosa que sentí mucho más (en serio) fue que no hayas hecho, o mejor dicho no hayas sido llamado a la acción que consumaron tus hermanos: uno centró, el otro remató; tú (en esta ocasión goal-feeeper) imposible que marcaras también tu goal. Pero ¿cuántas ueces un portero es el héroe del partido? Ya paraste mucho, te falta todauía más; sólo Dios N.S. sabe si te cambiarán de delantero. Pido que no interpretes para mal mis figuras; solamente para tu bien. Hay señalados muy diferentes caminos para llegar a la patria bien adinerados.

La cartita que mandaste a tu hermana yo he tenido el gusto de leerla más adelante y el consuelo fue recibido no como procedente de Cuba, sino de mucho más allá. Ya han comenzado a consolarse del todo.

Hubo una pobrísima sustitución, pero a no dudar con la ayuda de Dios N.S. y los muchachos se podrá cumplir. Esa ayuda ya la hemos uisto patente.

Todos los de mi casa y los amigos te deseamos especiales consuelos, y acabo rogándote me encomiendes en tus oraciones.

Espero tus letras y quedo tu seguro serui-dor y amigo.

Pepe.

La segunda misiva, también manuscrita y fechada el 8 de marzo de ese año, empieza con un "Viva Cristo Rey" y prosigue:

Sr. Roberto Pro

Habana, Cuba.

Muy querido amigo:

Espero que te encuentres muy bien de salud, tranquilo de espíritu y con una buena chamba.

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