Mariano Azuela: 25 años al servicio de la justicia

AutorEber Betanzos
Páginas24-25

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En la historia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, desde que México era un país independiente, nunca un ministro había durado tanto tiempo en su encargo sin mayores interrupciones en el ejercicio (Mariano Azuela Güitrón ha permanecido en él desde 1983 hasta 2008).1 Este hecho tiene un significado especial, no por lo prologado del ejercicio de su nombramiento, ya que en buena medida son las coyunturas políticas las que colocan a los abogados en el máximo tribunal,2 sino por la congruencia y la constancia del apostolado de verdadera vocación jurisdiccional del ministro Azuela Güitrón, que él sintetiza en una sencilla fórmula: "Tramitar y resolver pronto y bien los asuntos que se presentan ante un juez".

Mariano Azuela es un hombre de honestidad invulnerable, de excelencia profesional y, sobre todo, de gran humanismo, que defiende la autonomía de los jueces y que dice lo que piensa y hace lo que dice. Fue el hombre que me enseñó a actuar con "suavidad en la forma y fortaleza en el fondo" que no hay que doblegarse ante el poderoso ni asumir actitudes serviles, que hay que ser conscientes de que tenemos una deuda con el más débü, con el pobre y el desprotegido.

Fue también de quien aprendí que la tranquilidad de la conciencia es la única reacción admisible en la vida profesional; sustentada en consideraciones sólidas, en nuestras determinaciones neutrales, ajenas a motivaciones subjetivas, aun en contra de los propios valores o simpatías personales.

Su visión de la ética judicial se encuentra en el decálogo que difundió personalmente, predicando con el ejemplo, a los más de 30 mil trabajadores del Poder Judicial de la Federación, cuando fue presidente de la Suprema Corte:

1) Debe entenderse que la convicción de servicio al pueblo de México, a tra-Page 25vés de los justiciables que demandan nuestros servicios, es la mayor motivación para hacerlo con honestidad y excelencia profesional.

2) La calidad humana de los justiciables y de quienes los representan exige que se les trate con atención y cortesía.

3) Al cumplir celosamente con la obligación diaria no se deben buscar aplausos ni evadir sanciones, lo que es propio de la conducta infantil.

4) Es necesario tener conciencia de equipo y actuar conforme a ella.

5) Todo trabajador debe ser sensible a su capacidad de influir en sus compañeros. Si lo hace positivamente, estará contribuyendo a la buena marcha de la institución.

6) Debe tenerse conciencia de que el cumplimiento del...

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