Entre la marginación y el descrédito

AutorNorimitsu Onishi Y Aurelien Breeden/The New York Times

PARÍS.- La Iglesia católica francesa fue una vez tan poderosa que se le consideró un Estado dentro de otro Estado. En la jerarquía global del catolicismo romano, Francia consolidó su posición desde el siglo V, cuando se le conocía como la "hija mayor de la Iglesia".

Si bien el catolicismo ha disminuido en todo el mundo occidental, su implacable declive en Francia es sorprendente, dada su prominencia pasada. Ahora, un devastador informe ordenado por la propia Iglesia sobre el abuso sexual por parte del clero, publicado la segunda semana de octubre, después de un cálculo similar en otros lugares, mostró otra degradación que sacudió aún más lo que alguna

vez fue un pilar de la cultura y de la sociedad francesas.

El informe, que confirmó historias de abuso que han surgido a lo largo de los años, conmocionó a la nación con detalles de su magnitud, que implica a más de 200 mil menores en las últimas siete décadas. Reverberó con fuerza en un país que ya ha sido transformado, en las últimas generaciones, por la caída del catolicismo, y profundizó el sentimiento de una Iglesia francesa en retirada acelerada.

Laurent Stalla-Bourdillon, sacerdote y teólogo parisino, dice que la Iglesia todavía estaba enfrentando "el alcance de su mar-ginación gradual en la sociedad francesa.

"Marginación en números, debido a la disminución de las tasas de observancia, y marginación en la estima de la esfera política por la Iglesia como institución", señala Stalla-Bourdillon, quien una vez fue capellán de los legisladores franceses.

Debido a que no logró detener el abuso sexual, agrega, la Iglesia "no sólo está marginada, sino desacreditada".

Debilidad de larga data

A escala mundial, la Iglesia Católica de Francia se ha debilitado más que sus contrapartes, especialmente las de Alemania y Estados Unidos. Para algunos católicos, que a lo largo de su vida han experimentado la rápida disminución de su fe en la sociedad y en sus propias familias, el informe se sumó a una sensación de asedio.

"Se percibe como un ataque", dice Ro-selyne Delcourt, de 80 años, después de la misa vespertina del miércoles en Notre- Dame de Grâce de Passy, una parroquia en el distrito 16 de París, un bastión conservador y adinerado. “Pero no creo que vaya a dañar a la Iglesia”.

Pero otro feligrés, Dominique Dary, de 66 años, señala que el informe es una oportunidad de cambio: "Espero que podamos pasar página ahora y que tengamos una Iglesia renovada", dice.

Si algunos pueden aprovechar el...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR