Margarita Beatriz Luna Ramos: 'Los jueces se legitiman con sus acciones

AutorÍñigo Fernández Baptista
Páginas19-21

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Con base en su amplia trayectoria como juzgadora, ¿cuáles son en su opinión las cualidades que hacen a un buen juzgador y qué características distinguen a un mal juez?

El juzgador mexicano, alejado de la legitimación popular, por su origen, al no ser electo por el pueblo obtiene la aprobación de su actuación no por su nombramiento sino por los resultados que ofrece a la sociedad; requiere, pues, allegarse de dicha legitimación con el servicio de aplicación e interpretación del Derecho resolviendo controversias. Cuando esta función se realiza adecuadamente, el juez legitima su actuación y se convierte en vínculo de cercanía entre el pueblo y la justicia que éste exige.

En este contexto, la sociedad espera que la persona que encarna al juez que acepta el anhelado nombramiento, aglutine tanto deberes profesionales, legales y sociales, como virtudes relacionadas con los valores más sublimes inherentes a la función: justicia, ética y sabiduría.

Personas que satisfagan estos requisitos quizá sólo podríamos encontrarlas con la lámpara de Diógenes, pues no podemos perder de vista que el juzgador es un ser humano que, como todos, lleva en su historia un bagaje plagado de virtudes y defectos, anhelos y frustraciones, sentimientos y resentimientos, responsabilidad y desinterés.

Sin embargo, la imagen deseada es susceptible de alcanzarse cuando el funcionario, consciente de sus limitaciones y sus posibilidades, está plenamente convencido de tener vocación de juzgador, sentido
de responsabilidad, cariño...

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