Marco Cortés Guardado / Juegos de lenguaje

AutorMarco Cortés Guardado

En mi colaboración anterior traté de ver dos caras del espectacular grito de la porra mexicana en los estadios de futbol, y que se hizo célebre: de hecho, parece ser que el "¡Eeeeeeeeh, puto!" deja más huella que el rendimiento del equipo (el cual, dicho sea de pasada, estuvo mejor de lo que cabía esperar. Digo, México por poquito se quedaba fuera del Mundial).

El asunto de fondo era más o menos éste: ciertas expresiones que pueden ser insultantes para algunos ¿deben ser proscritas sólo por ello? Los códigos de habla (spech codes) que ya existen en diferentes ámbitos (y que se distinguen de las añejas reglas de la decencia y el buen decir, porque ahora están normadas por lo "políticamente correcto"), ¿se justifican en ambientes acotados como escuelas, empresas o instituciones, así como en el espacio público?

En el programa de Penn & Teller, que me permití recomendar, la conclusión es que la existencia de tales códigos en, por ejemplo, las universidades estadounidenses, constituye, además de una aberración, algo así como un atentado contra el sentido común y la inteligencia. Y como Penn Jillett le atribuye la paternidad de esos códigos a Noam Chomsky, el programa se convierte en un chacoteo contra este conocido filósofo.

El asunto se puede plantear así: suponiendo que no es el caso de una estructura social operando para denigrar y dañar la identidad de ciertas categorías de personas, ¿cuál es el problema de fondo en bromear llamando "zotacos" a la gente de baja estatura?, o ¿"negros" a los afroamericanos?, o ¿"jotos" a los homosexuales?, o ¿"bugas" a los heterosexuales?, o ¿"franchutes" a los franceses?, o ¿"gachupines" a los españoles? (la lista es casi infinita).

Dicho de otro modo, en el ámbito del humor, establecer códigos de corrección política es una estupidez inútil o macabra. Y quererlos aplicar donde no existen es igual. Aquí cabe recordar el caso de los caricaturistas daneses que están condenados a muerte por dibujar y publicar unas caricaturas de Mahoma.

Otro ejemplo: los conductores del programa inglés de TV "Top Gear" (30 de enero del 2011) se rieron de los coches mexicanos porque reflejan los rasgos del país: "son vagos, irresponsables, flatulentos y pasados de peso". Fuera de lugar, el Embajador mexicano en Gran Bretaña...

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