María Amparo Casar / Dialogar o amagar

AutorMaría Amparo Casar

Hay poco más que añadir al significado de que el Congreso lleve 10 días clausurado; a la indignación de ver silenciada la tribuna parlamentaria por una minoría; a la condena generalizada de una conducta que no cabe en una democracia.

No queda entonces sino intentar una explicación. Una explicación basada en la racionalidad de quien comanda estas acciones. Una racionalidad en la que los medios se ajustan a los fines. Unos fines abiertamente declarados. Unos medios que se apartan de la racionalidad democrática.

Los fines declarados: "acabar con la República simulada", reventar el sistema político, provocar el fracaso del gobierno del espurio Calderón.

Los medios: los que hagan falta. Paralizar la ciudad durante 40 días, convocar a una huelga legislativa, clausurar el Congreso, destruir a su propio partido, polarizar a la sociedad.

La racionalidad: sobrevivir como político.

Si algo ha caracterizado a López Obrador es su consistencia. Como jefe de Gobierno primero, como candidato presidencial después y hoy, como líder de un movimiento cuyos límites desconocemos porque como él lo ha dicho llegaremos "hasta donde el pueblo quiera". En cada caso, en cada situación, ha despreciado la racionalidad democrática. En cada caso se ha colocado fuera, contra o por encima de las instituciones. En cada caso la estrategia ha pagado.

De López Obrador puede decirse que no es un demócrata. No sólo porque no acepta la derrota sino porque no acepta ni las reglas ni los límites que la democracia impone a la racionalidad política: los de las reglas del juego, los de la deliberación, de las alianzas y de la toma de decisiones por mayoría.

Hoy es la clausura del Congreso, pero ayer fue el plantón de Reforma y antes de eso el bloqueo a San Lázaro para impedir que Fox rindiera su Informe, el desacato a diversas sentencias judiciales, el cierre del instituto de acceso a la información, la utilización clientelar de los recursos públicos, la entrega de contratos al margen de la normatividad o la no publicación de las leyes emanadas de la Asamblea del Distrito Federal. Todo en nombre de la defensa de los intereses del pueblo.

Puede escatimársele lo que se quiera pero no su habilidad política. Habilidad para presentar su causa, para controlar a su partido, para eludir la ley, para hacerse de recursos, para fijar la agenda.

Su comportamiento es racional. La probabilidad de éxito de su estrategia es alta y el riesgo de las represalias, bajo. Si algo le dejó el desafortunado...

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