María Amparo Casar / Caiga quien caiga

AutorMaría Amparo Casar

El atentado de Morelia ha sido condenado por todos si excepción. Ha merecido un llamado a la unidad. La debe haber. Sin regateos, sin fisuras. Pero la pregunta se impone. ¿Unidad de quién, para qué y en torno a qué?

Las dos primeras preguntas son fáciles de responder: unidad de todos los órdenes de gobierno y de las tres ramas del poder con el acompañamiento activo de la sociedad para recobrar la seguridad perdida, para evitar en el futuro actos como el de Morelia, como el secuestro de Martí y de tantos otros sin nombre y apellido, para acabar con las narcomantas, las decapitaciones, y las masacres de Chihuahua o La Marquesa.

¿En torno a qué? La respuesta es crucial para el éxito de la lucha contra la inseguridad. Quizá la respuesta que mejor engloba la causa a la que se ha comprometido el presidente Calderón sea la de terminar con la impunidad.

Entre las muchas caras de la impunidad la que mayor atención ha recibido es la que se refiere a la complicidad policiaca. La razón es obvia. En los delitos del crimen organizado encontramos una y otra vez la participación de integrantes de los cuerpos policiacos. De ahí las propuestas de capacitar y certificar a los policías, de hacerlos parte de un servicio de carrera que incentive su buen desempeño, de someterlos a controles constantes y de separarlos y procesarlos en caso de encontrarlos culpables. Medidas similares se han planteado para los miembros del Ministerio Público.

Estas medidas atienden uno de los peores problemas que se padecen en México: la penetración o captura de los cuerpos policiacos y la consecuente necesidad de depurarlos. Pero hay otro que merecería igual atención: el de la complicidad política. En México no son sólo las policías las que están penetradas, también lo están muchas estructuras del Estado.

Es un tema que apenas se está abriendo espacio en la discusión pública. Recientemente el presidente Calderón ha dejado vislumbrar el problema aunque todavía no se plantean acciones para enfrentarlo.

En su discurso ante la sede nacional panista, refiriéndose al narcotráfico Calderón afirmó que: "estas plagas sin duda han buscado servirse de asideros políticos en la vida de la Nación; porque precisamente la complicidad que los cubre y que hace posible su operación tiene también una cobertura de carácter político". A ello añadió que los partidos deben estar preparados para que ni su militancia, ni su dirigencia ni sus candidaturas sean infiltradas de modo alguno.

Tiene razón.

No...

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