La Máquina del Tiempo Musical y el Trabajo

AutorLic. Jesús A. Aquino Rubio
Páginas72-73

Page 72

Corría el día 4 de octubre del año 1816 cuando Eugene vio la luz del mundo en París, Francia.

Considerando que el país europeo ha regalado al mundo las famosas historias del mago Merlín, el Rey Arturo y los caballeros de la mesa redonda, las pinturas de Monet, el queso Camembert, la Champaña, la crema Chantilly y el cristal de Baccarat, los perfumenes y el coñac, así como los orígenes de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cualquiera pensaría que Eugene fue muy afortunado al nacer ahí. Pero no fue así.

De cuna humilde, al empezar a tener conciencia de las cosas pronto comprendió que el poco tiempo que tenía para jugar con su papá, se debía a que su progenitor estaba todo el día trabajando, con jornadas de 18 horas continuas.

Al alcanzar la adolescencia, Eugene aprendió el oficio paterno: empleado de embalajes, y vivió de primera mano lo duro de las jornadas laborales y lo difícil de ganar, después de tanto esfuerzo, unos cuantos céntimos.

Lo que la imponente Francia, sus padres y el mismo Eugene no tenían previsto, es que la juventud tiene la hermosa visión de juzgar su presente, inconformarse con el mundo heredado y ser fuerza disruptiva para reorganizar su realidad.

Es así como Eugene, se volvió crítico de las condiciones laborales en su país, convirtiéndose en un gran activista y luchando por mejorar la realidad de los obreros, primero plasmando en papel sus sentimientos, posteriormente participando activamente en movimientos laborales por los derechos de los trabajadores.

Nunca pretendió ser un autor universal, menos tuvo la visión de ser fuente de inspiración de otros obreros y tampoco buscó llegar a generar el origen del himno de la más poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que la historia tenga registro.

Eugene solamente respondió al llamado de su generación, intentando avanzar en el esfuerzo por cambiar la realidad que vió desde pequeño con su padre en las condiciones de pseudo-esclavitud bajo las cuales luchaba por llevar el sustento a su hogar, sistema al cual posterior-mente él se incorporó y definitivamente supo que tenía que hacer algo para cambiarlo.

Por ello, Eugene Pottier, merece una especial mención en esta columna con motivo de la Celebración del Día del Trabajo en nuestro país –verificada oficialmente el primero de Mayo de cada año desde 1925-, pues fue su indignación con sus condiciones laborales la que lo llevó a escribir su inmortal obra titulada Cantos Revolucionarios de 1871, en...

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