LA MANO VISIBLE / Fintech y competencia

AutorAlejandro Faya

A pesar de que a septiembre de 2016 existían 50 bancos con licencia para operar en México, el sector financiero bancario sigue estando concentrado: al cierre del año pasado, el 71 por ciento de los activos del sistema estaba en manos de cinco instituciones. Casi lo mismo para el otorgamiento de créditos o captación de recursos del público. Tratándose de infraestructura los niveles son todavía más elevados: según un estudio de la Cofece (2014), cinco instituciones controlaban el 85 por ciento de las sucursales, 80 por ciento de los cajeros automáticos y 72 por ciento de los módulos corresponsales. Aunque es un sector donde es común ver cierta concentración en diferentes partes del mundo -la escala es importante y puede ser eficiente- estamos por encima de parámetros internacionales. Hemos logrado una mayor penetración de servicios financieros entre la población, cierto, pero mantenemos rezagos importantes. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera de la CNBV (2015), 42.6 millones de adultos en el país no tienen una cuenta formal; asimismo, los costos y tiempos de traslado hacia la infraestructura financiera son significativos.

La realidad es que no se vislumbra algún reacomodo o la entrada de algún jugador grande multiservicio que pudieran imprimir mayor dinamismo. La reforma financiera de 2013 trajo beneficios y ha permitido una mayor capacidad de movilidad de usuarios entre distintas instituciones, por ejemplo para migrar créditos o cuentas de ahorros. No obstante, necesitamos dar un salto mucho mayor. ¿Cómo? La solución parece ser arropar e impulsar nuevos modelos basados en software y plataformas digitales, las llamadas fintech (finantial technologies).

Tal y como sucede en otros sectores (transporte o alojamiento), estos modelos tienen el potencial de ofrecer productos y servicios específicos a bajo costo, de manera fácil y a consumidores no necesariamente atendidos por la banca. Lo cual, a su vez, puede generar inclusión de manera acelerada. M-Pesa, por citar un caso, permite -sin sucursales- a los usuarios enviar y recibir depósitos, así como retirar efectivo de una red que incluye establecimientos comerciales que actúan como agentes bancarios. Comenzó en África y ha extendido operaciones con gran éxito en Asia y Europa del Este...

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