Ludismo electoral

AutorJohn M. Ackerman

Hoy ocurre algo similar con respecto a las elecciones y los partidos políticos en México. El enorme hartazgo con la clase política y los constantes fraudes electorales han llevado a muchos a abogar por un "boicot" electoral, así como a demandar la cancelación de las elecciones en Guerrero. Si bien se entiende y se comparte la enorme indignación que motiva estos posicionamientos, también se vale cuestionar respetuosamente la utilidad de las estrategias que proponen.

Lo que nos tiene sumidos en la más absoluta ignominia no son las elecciones o los partidos en sí mismos, sino el fraude y la corrupción política. No fue el voto lo que llevó Enrique Peña Nieto, Ángel Aguirre y José Luis Abarca a sus puestos, sino la dictadura mediática, la compra de voluntades y la parcialidad de las institu-ciones electorales. Y hoy no somos gobernados por partidos políticos, sino por una clase política absolutamente podrida que ha logrado corroer y destruir por dentro a cada uno de los institutos políticos que hoy malgobiernan el país.

Si los ciudadanos críticos dejan de votar u obstaculizan la celebración de las elecciones, hacen el trabajo aún más fácil a los corruptos. Las televisoras, el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Pacto por México avanzarán juntos con toda tranquilidad en la consolidación de la dictadura mediático-militar bajo el mando de Washington y los mercados financieros internacionales.

La evidencia más clara de que la esfera electoral todavía implica una amenaza para el sistema es la enorme cantidad de dinero que se invierte en propaganda engañosa, en "chayotes" mediáticos, en el acarreo de votantes y en la alquimia electoral. Si las elecciones fueran exclusivamente una ceremonia de legitimación no sería necesario gastar tanto en las campañas o llenar al INE con tantos soldados leales al sistema. Al contrario, el sistema podría darse el lujo de garantizar un "juego limpio" y equitativo entre los diferentes candidatos, además de fomentar los debates públicos y una plena libertad de expresión.

Si la esfera electoral estuviera totalmente controlada por el sistema no hubiera sido necesario, por ejemplo, despedir a Carmen Aristegui de MVS Noticias 15 días antes del inicio de las campañas federales. Tampoco haría falta la abusiva, engañosa e ilegal campaña del Partido "Verde".

Votar libremente por los pocos candidatos que valen la pena no es entonces "legitimar el sistema"; es precisamente rebelarse en contra del mismo. Votar de manera...

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