La lucha libre en el cine

AutorColumba Vértiz De La Fuente

Tres críticos de cine: Rafael Aviña, Raúl Criollo y José Xavier Návar se suben al cuadrilátero. Sin máscara, usan llaves, maniobras aéreas, "suicidas" y "sumisiones" para rescatar y hacerle justicia a la cinematografía de luchadores en México, "aunque unos sentencien que ni falta hace".

El resultado es un libro de 318 páginas, editado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que cultivaron durante cinco años. Se titula ¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores, que empieza a distribuirse en librerías. Se presentará en la 27 edición del Festival Internacional de Cine de Guadalajara, a efectuarse del 2 al 10 de marzo, y también en el Distrito Federal, pero todavía sin fecha.

Durante el desarrollo del volumen pasaron de todo, pero usaron intrincadas variantes de "pinfall" para realizar un con-teo rápido al rival antes de que ocurriera otra cosa. Revisaron más de 5 mil documentos, vieron más de 300 cintas, no sólo de luchadores sino de horror, terror y fantástico mexicano, documentales, cortos y mediometrajes, programas de televisión, videoclips y observaron un sinnúmero de fotografías de la Filmoteca de la Máxima Casa de Estudios y de coleccionistas.

Para Aviña es el libro más completo sobre el género, el más actualizado, el que más datos aporta a nivel de filmografía, curiosidades, imágenes, fichas técnicas y análisis.

A Criollo le parece increíble y satisfactorio tener el volumen en la mano, "con un gran diseño de Pablo Moya Rossi y una selección fotográfica que podemos presumir que es única".

Návar considera la nueva publicación como una guía autorizada:

Es para revisar históricamente el género y el pasado de México y concreta qué ha pasado con este cine que tuvo su época de oro, después decayó, luego entró al quirófano, murió, y lo revivieron, y hay intentos todavía por hacer algo.

El prólogo de ¡Quiero ver sangre! Historia ilustrada del cine de luchadores es del escritor Juan Villoro, quien redacta:

El éxito del género (el cine de luchadores) dependió de la doble condición de los héroes: podían ser vistos en la Arena México y en el espacio irreal del cine. Pocas veces la cultura popular tuvo representantes tan próximos y tal lejanos. La misma persona que te daba un autógrafo en la lucha del viernes, enfrentaba desafíos extrate-rrestres en la película del domingo.

En el libro se lee que desde 1938, en la comedia Padre de más de cuatro, de Roberto O'Quigley y fotografía de Gabriel Figueroa, aparecen...

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