Luce desfile... a ratos

AutorÓscar Balderas y con información de Mirtha Hernández y Erika. P Bucio

El desfile de ayer en Paseo de la Reforma fue como ir a comer chiles en nogada: tuvo un sabor medio dulce y, a la vez, medio salado.

Era el gran evento, aunque el júbilo escaseó por momentos entre el público, que muchas veces estaba perdido o simplemente confundido al intentar descifrar el significado de los carros alegóricos.

Diana dibujó una mueca de extrañeza cuando vio pasar sobre Reforma un caballo de tres cabezas; una locomotora que transportaba sombreros como de la pandilla de Speedy González, y bigotudos zapatistas que eran una mezcla de Terminator y cuerpos plastinados de Gunther von Hagens.

A sus 12 años, lo que veía Diana en el desfile del Bicentenario no era el México de los libros de texto.

"Está muy bonito todo, pero no entiendo", dijo la estudiante de sexto año de primaria, quien iba acompañada por su madre.

Entre otras cosas, el desfile le enseñó que en la categoría de héroes y mitos de México se pueden contar a personajes como el Chavo del 8, el Santo y Cantinflas.

También desfiló, en cachitos, el Coloso de moda.

"Hay cosas que creo que no vienen al caso. Había unos patinetos y unos africanos haciendo acrobacia. ¿No era un desfile patrio?", cuestionó Sandra Reyes.

En cambio, los actos que desataron los aplausos fueron los chinelos, los voladores de Papantla, los toritos y la danza de los viejitos.

Más aplaudido que los carros alegóricos estilo Pokemón fueron la trajinera xochimilcas y las chinas poblanas; el "Son de la Negra" y los sonidos del huapango, y los alebrijes con una calaca tilica y flaca.

Más ovacionados fueron los músicos vernáculos de Puebla que las siete versiones tropicalizadas del Himno...

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