Más loores al padre de la ópera "moderna"

AutorSamuel Maynez Champion

Pero antes de hablar de sus contribuciones, acaso sea necesario hacer un repaso somero de su biografía. El insigne Claudio vio la luz en la famosa urbe donde la construcción de violines alcanzó su cúspide, siendo criado dentro de una familia bastante humilde. Fue vastago de Baldassare Monteverdi, un barbero que ejercía la medicina sin tener licencia. Claudio estudió música con el famoso teórico veronés Marco Antonio Ingegneri, quien a la sazón era maestro de capilla de la catedral cremonesa, y quien se avino a enseñarle al niño los secretos del contrapunto y la polifonía. En muy poco tiempo Claudio reveló su inmenso talento para el arte de los sonidos, dejando pasmados a sus condiscípulos y al mismo Ingegneri.

A los 15 años compuso su primera obra, un conjunto de motetes, a los que siguió otra colección de madrigales espirituales a cuatro volores. Cuando cumplió 20 años, es decir en 1587, publicó el primero de los seis libros de madrigales, gracias a los cuales su nombre adquirió notoriedad y fama europea.(1) Tres años después entró a formar parte de la orquesta de Vincen-zo Gonzaga, duque de Mantua, desempeñándose como violista y cantante. Sobre Gonzaga hay que enfatizar que hizo de su Corte un centro cultural de los más pujantes de Italia. Y en ese ambiente culto y refinado Monteverdi trabó amistad con los literatos y músicos más eminentes de su tiempo, el poeta Ales-sandro Striggio, entre estos, con quien se embarcaría en la aventura melodramática más apasionante de su vida. Es de notar que el joven Claudio supo aquilatar las enseñanzas y los consejos de sus contemporáneos, y que eso lo llevó a iniciar un intenso estudio de las obras de los principales madrigalistas de la época -Además de Ingegneri, Marenzio y Venosa-, madurando la propia formación artística y elaborando aquellas ideas que lo conducirían, poco a poco, hacia el camino de la osada reforma musical a la que estaba predestinado. Los viajes que Monteverdi realizó como parte del séquito del duque lo enriquecieron ulteriormente como creador. Entre éstos, son de señalar las estadías en varios países de Europa, sobre todo en Flandes, donde escuchó de primera mano las experimentaciones de los maestros flamencos que estaban abriendo nuevas rutas sonoras.

Aún en Mantua, Monteverdi conoce a Claudia Cattaneo, a quien le propone matrimonio en 1599. Con ella procrearía tres hijos -dos hombres y una mujer-, pero lamentablemente la alegría de la vida marital duraría muy poco. Siete años...

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