La literatura del 11-S

AutorOswaldo Zavala

NUEVA YORK.- "Ya no era una calle sino un mundo, un espacio y un tiempo de ceniza cayendo y casi de noche. Caminaba hacia el norte por los escombros y el barro y pasaban junto a él personas que corrían tapándose la cara con una toalla o cubriéndose la cabeza con una chaqueta. Iban con pañuelos apretados contra la boca. Llevaban los zapatos en la mano, una mujer con un zapato en cada mano pasó corriendo junto a él. Iban corriendo y se caían, algunos de ellos, confusos y desmañanados, con los cascotes derrumbándoseles en torno, y había gente que buscaba cobijo debajo de los coches." Así inicia la novela Falling Man (El hombre del salto) del escritor estadunidense Don DeLillo, publicada en 2007. La narración conduce al lector al campo de visión individual e inmediato de Keith Neudecker, un abogado que sobrevive el ataque terrorista que derribó las Torres Gemelas, en el momento en que camina por las calles de Nueva York entre el caos y la confusión masiva en busca de su exesposa e hijo.

La estructura narrativa de este libro en más de un modo reúne los elementos que, según algunos académicos y críticos que se han acercado al tema, ha predominado en la narrativa estadunidense durante la última década después del 11 de septiembre de 2001: relatos testimoniales, fuertemente visuales, que paradójicamente intentan explorar el evento y alejarse de él.

Algunas de las narraciones son críticas del poder oficial, en particular de la presidencia de George W. Bush. Otras, no obstante, reproducen la visión más fun-damentalista que algunos asocian con el conservadurismo de ultraderecha. Y aunque los relatos más recientes proponen acercamientos más ambiguos, los expertos en este fenómeno literario coinciden: aún no se ha escrito la gran novela del 11 de septiembre.

NY perdida en el imaginario

La periodista española Andrea Aguilar menciona en un artículo reciente en El País que es probablemente E. B. White el primer autor que "imaginó" el ataque del 11-S en su libro de ensayo Esto es Nueva York, publicado en 1949.

Una sorprendente cita proveniente de ese libro sustenta esa afirmación:

"Una escuadrilla de aviones poco mayor que una bandada de gansos podría poner fin rápidamente a esta isla de fantasía y quemar las torres, derribar los puentes, convertir los túneles del metro en recintos mortales e incinerar a millones. La intimidad con la muerte ahora forma parte de Nueva York: está en el sonido de los reactores en el cielo y en los negros titulares de la...

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