Línea 10

VAYA que el Presidente Enrique Peña tomó una decisión contundente en el caso de la licitación del tren rápido México-Querétaro.

Ante las dudas sobre la transparencia en la asignación de esa obra a un consorcio conformado por empresas mexicanas y chinas, dio un golpe en la mesa y decidió cancelarla y reponer todo el proceso.

Y aunque dicha cancelación puede provocar que los empresarios que ya habían ganado exijan una compensación monetaria, todo indica que más valía limpiar el proceso que dejarlo correr cuando había evidencias sobre favoritismos y en el horizonte asomaban posibles acusaciones de corrupción.

Así es que, con todo y los costos en imagen y posiblemente monetarios, en Los Pinos detectaron un problema y lo frenaron a tiempo.

Ahora, la duda es: ¿qué pasará con el secretario de Comunicaciones y Transportes Gerardo Ruiz Esparza, responsable de esa licitación quien apenas horas antes de la revocación la defendía a capa y espada?

Porque, si bien el Presidente ya tomó una determinación sobre el tren, falta ver qué resuelve hacer con la comprometida situación en la que está su colaborador.

Una de dos: o las...

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