Sin limitaciones no existirían posibilidades

AutorEdna Lucía Martínez Cuarenta
CargoLicenciada en psicología, psicoterapeuta existencial humanista y estudiante de la maestría en educación sexual en el Centro Integral de Sexualidad y Educación Sexual
Páginas11-12
1111
MIXTURAS
EDNA LUCÍA MARTÍNEZ CUARENTA*
SIN LIMITACIONES NO EXISTIRÍAN
POSIBILIDADES
Percibimos nuestros cuerpos en una realidad subje-
tiva. Al escucharnos podemos darnos el permiso
de ser quienes de verdad somos, acto que requiere
nuestra valentía para confrontarnos con preceptos
y estándares que hemos asimilado desde la infancia en la
relación que establecemos con nuestros núcleos de apoyo
primarios.
El referente por excelencia de las contrariedades entre lo
que experimentamos y lo que siempre nos han enseñado a ex-
perimentar es la vivencia de la sexualidad. Es decir, mientras
que nuestros cuerpos se maniestan a favor de sentir la
sexualidad de forma integral y tienden a mantener un centro
de valoración personal en el que percibimos de manera clara
y precisa, sin distorsiones ni defensas, el ambiente y nuestro
self
, el aprendizaje social condiciona esta vivencia y obliga,
explícita o implícitamente, a bloquear, dividir, contrarrestar
o culpabilizar cualquier sensación, necesidad o experiencia
al respecto. Entonces, de una forma u otra, la mayoría de
nosotros andamos por la vida con una gran limitación: la de
no estar siendo como somos de verdad. A simple vista esta
limitación puede ser invisible o podemos hacer de todo para
que no sea vista; sin embargo, visible o no, condiciona nuestro
ser en el mundo.
Reconocemos entonces que en relación con la sexualidad,
como en casi todo lo que vivimos desde nuestro ser, en el
mundo existen limitaciones, sean observables o no obser-
vables. Para algunos resulta sencillo ocultarlas —a las que
podríamos llamar limitaciones no observables— mientras
que para otros resulta más complejo hacerlo, pues a simple
vista se evidencian en su corporalidad o en algunas de sus
funciones humanas. Es el caso de lo que comúnmente se
conoce como
discapacidades
.
De acuerdo con Javier Cambrón Mondragón, con base en el
enfoque existencial humanista de la sexualidad,
a quienes padecen estas discapacidades se les identica
como “personas con limitaciones observables”, pues tienen
algún impedimento físico, sensorial o intelectual.1
Admitir los modelos comerciales de belleza
como los únicos aceptables denota
una limitante para buscar y encontrar
la belleza original y el gusto auténtico.
Javier Cambrón Mondragón
Por lo tanto, de acuerdo con esta propuesta todos somos
personas, algunas con limitaciones no observables y
algunas con limitaciones observables. Y como personas
también todas poseemos potencialidades y el mismo
derecho a vivir nuestra sexualidad de manera integral y
placentera, sin que se nos niegue esa experiencia por el
hecho de pertenecer a cierto sector de la población.
Con base en este lenguaje de inclusión y buen trato
personas tanto con limitaciones observables como con
limitaciones no observables compartimos vivencias
comunes, pues nos toca a todos, en primera instancia,
revisar y cuestionar lo que hemos aprendido respecto de
nuestra forma de ser humanos con todas nuestras po-
tencialidades integradas, procurando pasar del continuo
del deber ser al continuo de la conciencia, donde nos
sintamos satisfechos en el presente nutriendo nuestra
existencia de modo responsable y respetuoso, uyendo
en el amor, donde importe la felicidad de todos, pues la
riqueza y la fortaleza de nuestra sociedad radica en la
diversidad y en lo esencial de cada uno de nosotros en
el mundo, así como en la contribución energética que
prodigamos a la vida.

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