Por qué leer "La culpa es de los tlaxcaltecas"

AutorPatricia Rosas Lopátegui

En "La culpa es de los tlaxcaltecas" (La semana de colores, 1964), Elena Garro no sólo abordó el tema de esa caída, sino que renovó la cuentística en lengua española mediante el manejo del tiempo, la construcción de una narrativa anticonvencional y el rescate de la mitología prehispánica.

La autora conocía la obra de Díaz del Castillo, el soldado de Hernán Cortés, y seguramente leyó las narraciones de los subyugados recogidas por León-Portilla a finales de los años cincuenta. Quizá la combinación de ambas y, sobre todo, la lectura de las segundas, hayan sido un punto revelador en la escritura de su relato.

En "La culpa es de los tlaxcaltecas" Elena Garro rompe cronologías para instaurar atemporalidades. Laura es la dama azteca que no puede soportar la caída de Tenochtitlán, la muerte de sus padres y hermanos, y huye y se transporta al México actual. Su cobardía es traición a la raza y a la historia. Sin embargo, en ella persiste la magnitud de su deslealtad y la conciencia del pasado: "-Yo me enamoré de Pablo en una carretera, durante un minuto en el cual me recordó a alguien conocido, a quien yo no recordaba. Después, a veces, recuperaba aquel instante en el que parecía que iba a convertirse en ese otro al cual se parecía. Pero no era verdad" (Porrúa, 2006, p. 15).

El relato se inicia con la espera de Laura en la cocina de su casa, en el México presente. Ahí retoma con Nachita, la cocinera, sus encuentros con su primo marido. Recuerda la guerra, la derrota inevitable y los celos atroces de Pablo, en espera de que acabe el tiempo, de que llegue el instante verdadero en el que junto con su esposo indio se convertirán en uno solo.

El tiempo es el de la memoria, sin presente, pasado ni futuro, como la carretera en la que Laura se enamoró de Pablo Aldama, y en la que el tiempo se dio la vuelta completa para transformarse en el tiempo mítico; en el tiempo infinito del amor que rebasa conciencias y traiciones, para develarnos el tiempo del destino. Como si se diera una venganza histórica más que humana al presente. El tiempo y el amor son uno solo, dice Laura, y en este trastoca-miento temporal, en esta fusión de...

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