Laudatio

AutorGerardo Laveaga
Páginas20-21

Page 20

Hace algunos años, conversando con Jorge Carpizo, éste declaró ufano: "Soy el investigador más prolífico del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM". Luego corrigió: "Bueno, el más prolífico, después de Miguel Carbonell".

Hace unos días, platicando acerca del Premio Nacional de Jurisprudencia, con el que la Barra Mexicana distinguió a Eduardo Ferrer Mac-Gregor, Diego Valadés me expresó que era un justo homenaje. "Finalmente —suspiro—, Ferrer es el escritor jurídico que más produce en México". Pero rectificó al instante: "Después de Miguel Carbonell, por supuesto".

El propio Carbonell está orgulloso de su fértil producción. En su curriculum subraya que es autor de 80 libros propios y coordinador y compilador de 62. Añade que ha publicado más de 600 artículos en revistas especializadas y obras colectivas de México y de otros países.

Pero no es por su productividad que El Mundo del Abogado le otorga una presea esta noche. Tampoco por ser investigador nacional nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, ni por haber sido la persona más joven en haber alcanzado dicho ._..¿o.

Se le otorga el Premio a la Innovación Jurídica 2018 "por la imaginación y el entusiasmo con los que ha contribuido a la divulgación del Derecho en México". A través de sus libros y sus artículos, sí; de sus clases en la UNAM; de sus conferencias a lo largo y ancho del país, naturalmente; de sus editoriales en El Universa!. Pero, también, de las redes sociales, sin las cuales ya no se explica el mundo contemporáneo.

Promotor infatigable del control de la convencionalidad, de los juicios públicos y orales, de la necesidad de involucrarnos con el Derecho comparado y de los más modernos criterios del mundo occidental para hacer, ejecutar e interpretar la ley, desde hace años se dedica a interpelar a los operadores del sistema de justicia. Los instruye, anima, provoca y cuestiona.

Convencido de que las viejas formas de aplicar el Derecho ya no responden al vertiginoso desarrollo tecnológico, económico y social del mundo globalizado, se ha convertido —empleo el sustantivo con entera responsabilidad— en sacerdote del neoconstitucionalismo. Con furor misionero, ha explorado los caminos más intrincados para explicar el Derecho no sólo a sus operadores sino a un ingente número de personas.

Como todo innovador, Carbonell goza de vivas simpatías —que lo digan, si no, sus más de 207,000 seguidores en Twitter, número superior al de cualquiera de los aquí...

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