Kafka made in Mexico

AutorJavier Sicilia

Kafka anuncia lo mismo los estados totalitarios del siglo XX que la realidad del México actual. Su relación entre lo real y lo hiperreal lo vuelve un profeta, en el sentido de que en la Praga de su momento (la tiranía y la demagogia del avance de la revolución proletaria, la malignidad de la burocracia y la deshumanización de la incipiente máquina industrial), descubrió una premonición horrorosa que sólo pudo decir a través de una meticulosa amalgama de horror y absurdo.

Así, la transformación de un hombre en cucaracha, que lo único que tiene en mente es que llegará tarde al trabajo y su jefe lo regañará, de La metamorfosis; el sadismo que describe El proceso, y la sordera de la burocracia que habita en El castillo exhiben no sólo lo que fue el modelo del estado de terror que los totalitarismos clásicos edificaron en nombre del proletariado y de la raza, sino el que hoy se padece en México en nombre del dinero y de un poder sin sustancia.

Desde que Kafka se puso a escribir, la reducción del burócrata al estado de cucaracha obediente y asustada, el nombre de aquellos que son arrastrados en las noches para morir -dice el final de El proceso- "como un perro", y el vocerío de los burócratas que, encerrados en el interior del castillo (los búnkers de las instituciones y de los partidos), negocian el control del infierno mientras ignoran el sufrimiento que se extiende a su alrededor, ha ido del sovietismo ruso hasta el México actual. O de qué nos hablan las fosas clandestinas que aparecen a lo largo y ancho del país, las casas de seguridad, las redes de corrupción de las partidocracias, la Ley de Seguridad Interior (un estado de excepción), el silencio de las grandes burocracias ante la violencia o sus vínculos con el crimen organizado, de qué no hablan la ausencia de sentido de los discursos políticos, sino de un mundo donde la cotidianidad se ha convertido en pesadilla.

Reducidos en los factos a seres sin derechos -se nos puede secuestrar, torturar asesinar, destazar, sin que el Estado haga algo por nosotros-, la metamorfosis de un ser convertido en sabandija, que los muchachos leen en la preparatoria, o las diligencias, las argucias, que el agrimensor de El castillo crea para, a pesar del fracaso, mantener la ilusión de que la burocracia que está encerrada en el castillo lo atenderá, hoy en México es el destino literal de cientos de miles.

Kafka crea lugares cerrados, castillos, cercos, distancias metafísicas inmensas entre los hombres y un...

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