Juicio a García Luna. Sobornos, robos y secuestros, en la memoria del narco

AutorJ. Jesús Esquivel

BROOKLYN, NY.- Con la revelación de que Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, líder de una fracción del Cártel de Sinaloa, grabó conversaciones que sostuvo con Genaro García Luna; y con la defensa de éste, diciendo que no existen, concluyó la primera semana de audiencias del juicio por narcotráfico contra el exsecretario de Seguridad Pública del entonces presidente Felipe Calderón.

Las declaraciones sobre los polémicos audios fueron del narcotraficante y ahora testigo de la fiscalía estadunidense Sergio Villarreal Barragán, El Grande, operador del grupo criminal conocido como Los Hermanos Beltrán Leyva, detenido por la Marina el 12 de septiembre de 2010 en la ciudad de Puebla.

Pero al arranque del juicio, César de Castro, abogado de oficio y cabeza del equipo legal que defiende a García Luna, amigo, asesor, confidente y mano derecha de Calderón, había descartado esa posibilidad: "No hay grabaciones".

Otro común denominador en las audiencias de la primera semana en la Corte Federal del Distrito Este en Brooklyn, Nueva York, fue la mención constante de los nombres de Felipe Calderón y Vicente Fox, así como de la mensualidad de 1 millón o millón y medio de dólares que García Luna recibía en sobornos para encubrir al Cártel de Sinaloa en los sexenios de ambos panistas.

Los fiscales del Departamento de Justicia, liderados por Breon Peace y que integran Saritha Kumati, Philip Pilmar, Erin Reid, Marietou Diouf y Adam Amir, iniciaron con El Grande su desfile de testigos cooperantes y protegidos.

Con la actitud que lo caracteriza, ataviado con saco, pantalón, camisa, corbata y zapatos que le autorizó el juez Brian Co-gan, García Luna se presentó a la sala 8D de la Corte en la primera semana de juicio y ante el jurado calificador integrado por 18 personas.

El amigo del expresidente Calderón se sentó en el banquillo de los acusados de manera seria, carente de expresiones fáciles y parpadeos, pero también afable y hasta amoroso, como cuando volteó a saludar a su esposa, Linda Cristina Pereyra, y a su hija, Luna, que asistió a la primera de las tres audiencias.

Cruzando los brazos sobre su pecho, y con el puño de la mano derecha tocándose el corazón al ver a su hija y a su esposa, al acusado de narcotráfico y colusión con los capos más poderosos del narco mexicano se le pudieron leer los labios cuando a cada una de las integrantes de su familia les soltó un "te amo", como también pudieron atestiguar los presentes en la sala 8D.

En una mesa colocada al frente del jurado, integrado por 12 titulares (con siete mujeres y cinco hombres) y seis suplentes (tres mujeres y tres hombres) al flanco izquierdo de Cogan, el otrora todopoderoso funcionario mexicano mostró una actitud desafiante, fría y calculadora.

"Este hombre que está aquí sentado, con su segundo trabajo, uno sucio -como cómplice del Cártel de Sinaloa-, sacó ventaja de sus puestos en el gobierno (mexicano) para recibir millones de dólares en efectivo y ayudar a enviar toneladas de cocaína a Estados Unidos", así abrió el fiscal Pilmar su argumento de presentación de acusaciones, de pie, frente al jurado y señalando enfático con su mano izquierda a García Luna.

Las posibles implicaciones del juicio al confidente de Calderón para políticos, militares, marinos, empresarios, periodistas, artistas y otras figuras públicas de México...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR