En Juárez excluyeron a víctimas de la violencia

AutorPatricia Mayorga

CIUDAD JUÁREZ, CHIH.- Los funcionarios municipales, estatales y federales que organizaron la visita del Papa Francisco a esta ciudad se esmeraron más en apagar las voces que no están de acuerdo con la actuación gubernamental, que en la seguridad del líder católico.

El obispo Raúl Vera López, sacerdotes de la Tarahumara, organizaciones civiles y víctimas de la violencia de Juárez coinciden en que el Estado Mayor Presidencial, en complicidad con autoridades de los tres niveles, hicieron de todo para mantener invisibles los temas que preocupan a los ciudadanos.

En la misa multitudinaria de despedida, que se centró en el infierno que atraviesan los migrantes y la explotación a la que son sometidos, las madres de las jóvenes desaparecidas o asesinadas en Juárez fueron relegadas hasta unos 800 metros del famoso visitante.

Los anuncios de que Francisco pronunciaría en Juárez un discurso dirigido a todas las víctimas de la violencia provocaron altas expectativas. Aunque algunas personas recibieron el mensaje y encontraron la esperanza que buscaban, se quedaron esperando que el Papa se refiriera específicamente a la desaparición forzada y la trata de mujeres.

La visita pontificia se inició el miércoles 17. Días antes una veintena de asociaciones civiles locales creó el colectivo Al Encuentro con Francisco, para evidenciar las diferentes violaciones de derechos humanos que contradicen la versión oficial de que Juárez es una ciudad modelo por la recuperación de la seguridad, como se empeña en publicitar el gobernador priista César Duarte Jáquez.

A fin de mostrar el verdadero rostro de Juárez y del estado de Chihuahua, la activista Luz Estela Castro Rodríguez, a nombre de las organizaciones civiles, se acercó al Papa en el Encuentro con el Mundo del Trabajo, en el gimnasio del Colegio de Bachilleres, en Juárez.

Ahí le entregó a Francisco cartas de niños con familiares desaparecidos, principalmente en Ciudad Cuauhtémoc, de campesinos que le dan a conocer la situación del sector y las víctimas que ha cobrado la defensa de los recursos naturales. Francisco escuchó a Castro, recibió las misivas y le regaló un rosario.

La activista asistió en compañía de los defensores de derechos humanos Emilia González, Víctor Quintana Silveyra y He-raclio Rodríguez, gracias a las gestiones del sacerdote Eduardo Corral Merino, de la diócesis de la Tarahumara. Sólo un ramo de flores los separaba del Papa.

Tras el regaño que les dio el pontífice a reconocidos empresarios...

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