José Woldenberg / Sin brújula

AutorJosé Woldenberg

En solidaridad con Leonardo Curzio.

El malestar que flota en el ambiente en contra de los partidos políticos combina nutrientes profundos y prejuicios muy extendidos. Atender a los primeros y desmontar a los segundos parece ser una tarea de primer orden. Pero los propios partidos parecen dar la espalda a los auténticos problemas mientras alimentan las consejas más desinformadas y tontas que emergen de la sociedad. La mala conciencia de los dirigentes, sumada a la simpleza, el oportunismo y la demagogia están destruyendo las coordenadas de un debate medianamente racional. Y los adjetivos no son azarosos: demagogia, porque no intentan elevar el nivel de la comprensión y discusión sino se pliegan al mínimo común denominador que priva en la sociedad; simpleza, porque cualquier planteamiento moderadamente sofisticado no cabe en las fórmulas pegajosas de la mercadotecnia; y oportunismo, porque con esos recursos piensan en "ganar" a la mayoría. Perdieron la brújula.

Que los partidos, en conjunto, hubiesen destinado un porcentaje importante de sus recursos a las tareas de auxilio a las víctimas, reconstrucción de inmuebles, atención a los damnificados hubiese sido un gesto de solidaridad digno de ser apreciado. Es más, si cada uno lo hubiese realizado por su cuenta también. Pero no, acicateados por la fiebre del malestar interiorizado, empezaron una carrera desbocada para ver quién se flagelaba más y con mayor contundencia, hasta llegar a la peregrina iniciativa de suprimir por completo el financiamiento público. Sin reparar en la historia ni en las posibles derivaciones de esa iniciativa ni en un análisis comparado de lo que sucede en el mundo, desataron, diría el cínico, los mejores resortes de la demagogia de la mala. (La demagogia "buena" es aquella en la que el demagogo gana y los demás pierden, la demagogia "mala" es aquella en la que todos pierden incluyendo al demagogo).

Al parecer es obligado recordar lo elemental: solo hay dos grandes fuentes de financiamiento para los partidos: públicas y privadas. En nuestro caso se optó por la preeminencia de la primera para alcanzar tres objetivos estratégicos que mantienen su vigencia: a) los recursos públicos son más transparentes que los privados, b) sirven para equilibrar las condiciones de la competencia y c) deben ser un...

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