José Agustín de perfil y de frente

AutorAgustín Ramírez Bermúdez

Hace más de diez años que mi padre sobrevivió a un accidente casi fatal, al caer del escenario en un teatro poblano, de cuyo nombre no quiero acordarme. Hace diez abriles también que dejó de escribir, y aunque casi no puedo creerlo, ya no tenemos esperanzas de que retorne al mundo de las letras, pues desde entonces padece una moderada pero definitiva amnesia de lo reciente, que lo dejó prácticamente incapacitado para escribir; ya quedó atrás la posibilidad de concluir al menos dos novelas que había arrancado, y que llevaba por buen camino, como era su costumbre, pero que ahora amenazan con convertirse en sinfonías inconclusas. Los títulos provisionales para estas obras eran "La ira de Dios", y "La llave de la carretera". Digo todo esto con tristeza, y suspiro pensando que ahora, quizás, ya nunca conoceremos el final de dichas novelas, que pintaban para dos más de sus grandes éxitos.

Pero volvamos al siglo pasado, cuando el mundo aún no se encontraba al borde del colapso ecológico y social, al ya lejano 1966, en la colonia Roma, donde mi padre era joven y tenía todo el futuro por delante. Por aquel entonces publicó en Joaquín Mortiz su novela De perfil, que en 2016 cumplió 50 años de existencia, y permanece vigente y fresca como el primer día, y la cual da nombre a un pequeño homenaje, que en este mayo del 2021, organiza la Universidad Autónoma Metropolitana.

De perfil resultó emblemática como La tumba, y lo mantienen más vivo que nunca, en el mundo imaginario de la literatura, o como diría Bob Dylan, "Fore-ver Young" (y salud por el Nobel maestro, también, que en estas fechas cumple sus ochenta abriles, por cierto). Pero recordar el proceso creativo en De Perfil, en sus propias letras: "Al empezar De perfil yo sólo tenía una idea muy nebulosa. La empecé sin saber ni siquiera de que iba a tratar ... Decidí prescindir de la mayor cantidad posible de concesiones y trabajar con libertad absoluta."

Y así lo hizo en esa y en todas sus obras, como una marca de su estilo, otorgándole esa cualidad libertaria, iconoclasta e irreductible que creo yo, no es mal consejo para todos los escritores audaces del futuro. Esto nos relata José Agustín en su libro autobiográfico El Rock de la Cárcel. Se dijo que su novela no era literatura, a lo que el jefe replicó: "Y sí, De perfil no era literatura realmente, al menos no tal como se le concebía entonces. Era una propuesta distinta: como en el rock, se trataba de fundir alta cultura y cultura popular, legitimar...

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