Jorge Ramos Ávalos / Diez segundos con el Papa

AutorJorge Ramos Ávalos

EL VATICANO.- Todo comenzó con una pregunta. Si sólo tuviera 10 segundos con el Papa Francisco, ¿qué le diría?

Los editores de las revistas Fortune y Time me invitaron a participar en el Foro Global en Roma junto con un centenar de empresarios, filántropos, académicos, sindicalistas, religiosos y periodistas de todo el mundo.

El objetivo era proponer soluciones concretas a problemas muy graves -pobreza, medio ambiente, salud, migración...- y luego presentárselas en persona al Papa. (Vale la pena leer las conclusiones. Aquí están elnorte.com/globalforum). Eso lo hacía irresistible.

Una entrevista con el Papa es, sin duda, una de las ambiciones de cualquier periodista. Pero, la verdad, es casi imposible. Muy pocos lo logran.

Además, mis fuertes críticas públicas a los abusos sexuales de sacerdotes contra niños y a la complicidad de la jerarquía clerical en esos crímenes, prácticamente me descalificaron hace años para sentarme en una entrevista con cualquier Papa.

Y si a eso le sumamos mi condición de ex católico y agnóstico, las posibilidades se reducen a casi cero.

Por eso brinqué ante la oportunidad de conocer al Papa, aunque fuera sólo por unos segundos.

Pasamos por la Capilla Sixtina, vacía, imponente, sólo para nosotros. Ahí fue elegido el Papa Francisco.

Luego, tras una larga caminata por pasillos cargados de lujo, excesos e historia, llegamos a la maravillosa Sala Clementina donde tendríamos una reunión íntima con el sumo pontífice. Íntima, en la definición del Vaticano, implica por supuesto 400 personas.

Nunca he visto a gente tan poderosa esperar tanto tiempo por alguien. Pero cuando entró el Papa argentino al salón, vestido de blanco y sonriendo, hubo un ahhhh colectivo.

El impacto fue tal que nadie se atrevió, ni siquiera, a aplaudir. Silencio absoluto.

El Papa de casi 80 años no se siente a gusto hablando inglés, el idioma del poder. Así que en italiano nos pidió lo siguiente: "Rezo para que involucren en sus esfuerzos a quienes quieren ayudar; denles una voz, escuchen sus historias, aprendan de sus experiencias y comprendan sus necesidades. Vean en ellos a un hermano o hermana, a un hijo o hija, a una madre o un padre. En medio de los retos de nuestros días, vean las caras humanas en aquellos que tanto quieren ayudar". Esto se entiende en cualquier lenguaje.

Luego llegó el momento que todos estábamos esperando. El encuentro -y la foto- con el Papa. Pero nada es fácil en El Vaticano. Todo...

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