John Zorn en el Auditorio Nacional

AutorRicardo Jacob

Con una proyección impecable supervisada por el experto Jorge Ramírez, de Phono-Cinema, la versión digital restaurada por la Fundación Friedrich-Wilhelm-Murnau-Stif-tung estuvo acompañada por una mediocre interpretación a cargo de Zorn.

Desconectado totalmente de lo que sucedía en pantalla en tres de los seis actos de la película, el músico parecía no encontrar los niveles correctos de ataque a las teclas del órgano monumental, uno de los más grandes e importantes en el mundo.

Era notoria lo improvisada de su interpretación, y pese a que el evento anunciaba que sería "un solo de órgano" y que Zorn es uno de los más famosos improvisadores en el mundo -en su caso es el saxofón el instrumento principal-, aun así el resultado final no fue muy satisfactorio.

A partir del cuarto acto fue evidente el cambio, y la música siguió más la trama de la obra maestra de Wiene pero no logró ser algo digno de presentarse ante los más de siete mil espectadores.

Ni la magnífica restauración proyectada, ni el sonido majestuoso del órgano pudieron salvar a la música que nunca pareció llevar a algún lado, y que salvo en las pocas ocasiones que puntualizó acciones y tuvo pasajes melódicos interesantes no ofreció absolutamente nada.

Todo esto lleva a un punto importante: ¿Es necesario traer a un músico que no toma en serio al público? Sabido es que Zorn cobra mucho dinero por viajar y también...

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