Jesús Silva-Herzog Márquez / La lógica de la dictadura

AutorJesús Silva-Herzog Márquez

La cascada de aberraciones hace difícil registrar el momento de inflexión que coloca a la democracia ante el peligro de muerte. Si todos los días escuchamos una agresión a la crítica, al pluralismo, a las autonomías podemos distraernos y pensar que el nuevo golpe es una afrenta más. Cometeríamos un enorme error si no activamos las alarmas más chillantes por el atentado democrático que perpetró la mayoría morenista la semana pasada. La mayoría en el Congreso decidió violar la Constitución sabiendo perfectamente lo que hacía. La Constitución le estorba y ha resuelto hacerla a un lado. Diego Valadés, sin duda uno de nuestros constitucionalistas más reconocidos, dijo que "votar a sabiendas a favor de una medida inconstitucional es pasar a otra dimensión: la anticonstitucionalidad. Es la decisión consciente y expresa de oponerse a la Constitución". La expresión es justa porque los legisladores sabían perfectamente que extender el mandato del delegado presidencial en la Suprema Corte de Justicia viola una norma clarísima. Lo hicieron de cualquier manera.

La lógica de la dictadura es doctrina oficial. Trato de ser cuidadoso con las palabras. No digo que se haya instaurado una dictadura en México. Lo que digo es que se han legitimado, desde el poder, su razón, su práctica y sus valores. El atentado constitucional para favorecer a un aliado del Presidente en el máximo tribunal de la República, ha expuesto con una nitidez aterradora los argumentos de la dictadura: la Constitución ha de violarse porque hay causas superiores a ella. Es necesario transgredir las normas de la Constitución porque la generalidad de sus normas no tiene sentido en tiempos extraordinarios. La Constitución debe ser violada en beneficio de esos personajes magníficos que merecen la confianza pública. Ahí están los tres nudos de la filosofía del nuevo régimen. Los tres se expusieron esta semana para fundamentar una decisión oprobiosa. Una causa históricamente sublime no puede rebajarse a las nimiedades de las reglas. En tiempos extraordinarios, la decisión debe estar por encima de la norma. Y, finalmente, los héroes, sobrehumanos como son, han de escuchar el llamado de la historia y no tienen por qué leer los artículos de un libro que los limita.

Nunca había escuchado con tanta claridad la defensa de esta lógica dictatorial en una discusión en el Congreso mexicano. Nunca imaginé que fuera un vocero de la mayoría quien la desarrollara y la defendiera tan...

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