Con los Jefes de Kansas, un guardia "sui generis"

AutorJaime Porras Ferreyra

MONTREAL.- Laurent Duvernay-Tardif está a punto de graduarse en la Universidad Mc-Gill, en esta ciudad. Sólo le falta tomar un curso de anestesiología y presentar su examen, programado para mayo de 2018, para ser médico. Cuando lo haga, habrá cumplido su máximo sueño, acariciado desde su infancia.

Por lo pronto debe preparar su retiro del deporte profesional, pues actualmente es guardia en la formación ofensiva del equipo rojinegro de los Jefes de Kansas City, cuya playera, con el número 76, viste. Hacerlo le llevará tiempo pues el pasado 27 de febrero Duvernay-Tardif firmó una extensión de contrato con el equipo por cinco años más, a cambio de 41.2 millones de dólares.

El jueves 7 participó con su equipo en la victoria de los Jefes sobre el campeón, Patriotas de Nueva Inglaterra, en el juego inaugural de la nueva temporada de la National Football League.

La cadena estadunidense ESPN y el diario Kansas City Star definieron a Duvernay-Tardif como "el hombre más interesante de la NFL". Hay razones para creerlo.

Duvernay-Tardif "es uno de los guardias de mayor proyección. La extensión del contrato es todo menos una casualidad", sostiene Charles Sinotte, comentarista de la cadena TVA Sports.

"No sabemos cuánto tiempo más Laurent estará activo. Dependerá por supuesto de su condición física. La trayectoria promedio de un jugador en la NFL es de 3.2 años. Es un deporte muy exigente", comenta Sasha Ghavami, un abogado de 25 años y el mejor amigo de Duvernay-Tardif.

Hace varias semanas el jugador estuvo en Montreal, donde encabezó un evento de la fundación que creó para inculcar la actividad física en los niños de su país. Cientos de ellos estuvieron presentes en el evento y convivieron con él. Horas después se regresó a Kansas City para los trabajos de pretemporada.

Además del futbol americano y la medicina, a este imponente joven canadiense de un metro con 97 centímetros de estatura y 148 kilos le gusta tocar el violín, hacer pan, coleccionar arte, maniobrar un velero y también es auxiliar en una unidad de pediatría.

Y aunque le gusta el Medio Oeste de Estados Unidos, según confiesa, no esconde su adoración por su natal provincia de Quebec y Montreal. De hecho, dice, piensa ejercer la medicina en un hospital montrealense.

Llama la atención la singular figura de Duvernay-Tardif, sobre todo porque las ligas profesionales de los deportes más seguidos del orbe -incluido el futbol americano- han estado inmersas desde hace décadas en los escándalos: acusaciones de dopaje, casos de violencia doméstica, racismo y consumo de estupefacientes.

Duvernay-Tardif lo sabe. "Hay comportamientos reprobables -dice-, es cierto. Eso es lo que más atrae a los medios". Pero aclara: "La gran mayoría...

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