Ivaginaria / Por fin salí...

Por muchas razones tuve que dejar mi hermoso encierro en el poniente de la ciudad. Por más que lo quiera combatir no soy un ser tan sociable como pensaría la banda, y lo cierto es que amo mucho estar encerrada en mi casa con mi perro mi tortuga y mi familia. Estoy en resguardo por la seguridad de las personas que amo y mantengo poco contacto en el exterior.

Estoy ahora en el centro de Monterrey en donde hago y resuelvo mis pendientes. Entre ellos celebrando con las morras el día del orgasmo femenino, que en este mes se celebra. La chef pastelera y también educadora en la sexualidad, Evelyn Mota de Repostería Creativa H&E nos regaló unas galletitas en forma de vulva que repartí entre mujeres de esta ciudad porque no podía andar mandando la galleta por correo, por mucho que me encante que todos tengan mi galleta.

Entre decenas de mujeres que solicitaron su galleta fui entregando con sana distancia, tapabocas puesto y sobre todo con mucha precaución para todas ellas. Fue muy lindo saludar a algunas de las amigas que sólo conozco a través de la página de Facebook y Twitter en las redes sociales y la verdad es que a medida que pasó el tiempo me dí cuenta de algo tremendo.

No he tocado a nadie. Ni a mi familia. Obvio tengo actividad sexual como todo mundo, pero realmente he seguido al pie de la letra los protocolos de sana distancia, careta o mascarilla y siempre la barrera del tacto ante nosotros, evitando saludos o abrazos y muchos menos besos, que implican un intercambio en la saliva.

Las conversaciones fueron lejanas, como de vecinas de antes en un corro extendido en el cual las caras se veían poco y las expresiones no se notaban. Las miradas ahora son las emisarias de nuestras emociones y aún estamos aprendiendo a descifrar lo que dicen los ojos de las otras personas, en particular esas personas que temen mirar o simplemente no miran a la cara.

Tod@s los menores que he visto, ninguno de ell@s llevaba mascarilla: tomados de las manos de sus padres o madres, los niños y niñas caminaban como si el virus no les fuera a tocar a ellos, como si las criaturas fueran invulnerables al contagio.

Me tocó ver además en circulación tres caravanas de cumpleaños pasando...

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