Isidoro Ocampo en el Munae

AutorBlanca González Rosas

Audaces en las estéticas dibujísticas, en el uso de materiales y técnicas de grabado, y en la expansión hacia géneros tridimensionales, las creaciones que utilizan papeles como soporte y estructura se imponen por su capacidad de transformar lo común en una propuesta sorprendente. Los libros ahuecados de Brian Dettmer, las intervenciones con litografías transparentes de Nicola López o los collages dibujísticos de Wangechi Mutu, son algunos ejemplos a los que, desde México, se suman las estampas mixtas de Nunik Sau-ret, las esculturas con papeles recortados de Maribel Portela y las instalaciones gráficas de Marisa Boullosa.

En México, el sistema mu-seístico gubernamental no ha prestado suficiente atención a la difusión y promoción de estas prácticas. Inaugurado en diciembre de 1986, el Munae inició sus actividades abarcando desde la época prehispánica hasta la segunda mitad del siglo XX. Con una colección espléndida que tiene en su acervo obras de artistas tan relevantes como Manilla, Posada, Ruelas, Charlot, J. C. Orozco, Méndez, Zalce, Díaz de León, O'Higgins, Cantú, Rabel, Toledo, Belkin, Eherenberg y Macotela, entre otros, el museo ha optado por alternar exposiciones temporales con algunas lecturas de la colección permanente.

En este contexto se presenta, desde el pasado 28 de marzo, una muestra del grabador mexicano Isidoro Ocampo (1910-1983). Atractiva por tratarse de un artista poco...

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