Isabel Sepúlveda / Conocer, entender y conservar (2)

AutorIsabel Sepúlveda

La identidad cultural da sentido de pertenencia y eleva la autoestima de los habitantes de una región. Cuando el ser humano se integra con orgullo a una tradición, la cuida y expresa con satisfacción el ser parte de esa comunidad en la cual se siente acogido.

Entre más profundas sean las raíces histórico-culturales de una sociedad, mayor riqueza, diversidad y autoaprecio tendrá. Por eso, necesitan conocer su pasado y reconocerse en él para poder valorar sus éxitos y entender sus fracasos.

Como todo hecho humano, la identidad cultural se encuentra en continua transformación, y en esta época globalizadora los cambios se hacen a pasos acelerados. Una fuerte identidad cultural es necesaria para asimilar constructivamente las influencias externas y evitar ser tragados por el frenesí globalizador.

Tradicionalmente, los jaliscienses nos hemos considerado una sociedad que emergió a partir de la Colonia, que nuestra identidad cultural se formó a partir de entonces con la charrería, el tequila, además de grandes literatos, pintores, músicos y artistas. Eso es lo que los jaliscienses hemos creído que nos toca conservar.

Los libros de Historia nos enseñaron que no existieron culturas prehispánicas de importancia en la región Occidente del País. Ahora, la zona arqueológica de Guachimontones y ruinas aledañas han venido a cambiar ese concepto, mostrándonos que nuestra historia cultural es mucho más amplia y antigua. Es necesario conocer, entender y conservar lo que todavía se tiene.

Las últimas semanas ha surgido información, hasta cierto punto contradictoria, acerca del estado de conservación de estos sitios arqueológicos. El lunes pasado, MURAL informó acerca de dos visiones de esta situación.

Phil Weygand, descubridor de estas ruinas, junto con su esposa Arcelia García, dice que si bien las construcciones de Guachimontones están fuera de riesgo, los vestigios cercanos localizados en Loma Alta y Huitzilapa registran un severo daño por la siembra de agave, y que en la zona de chinampas de Ahualulco y Magdalena se está levantando la tierra para venderla, además señala que hay deterioro por los plantíos de caña.

Por su parte, la delegación regional del INAH envió dos arqueólogas quienes verificaron que no hay daño reciente en la zona donde se ubica Huitzilapa, simplemente porque ya no existen ruinas arqueológicas en ese lugar. Resulta que hace cinco años, los anteriores dueños de esos terrenos metieron maquinaria pesada que arrasó con varias...

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